Página 289 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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El engaño del pecado
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da en que Cristo more en él por la fe viva, influyendo en sus deseos e
impartiéndole fuerza de lo alto, puede el hombre atreverse a mostrar
a un enemigo tan terrible. Todo otro medio de defensa es completa-
mente vano. Es únicamente por Cristo como es limitado el poder de
Satanás. Esta es una verdad portentosa que todos debieran entender.
Satanás está ocupado en todo momento, yendo de aquí para allá en
la tierra, buscando a quien devorar. Pero la ferviente oración de fe
frustrará sus esfuerzos más arduos. Embrazad, pues, hermanos, “el
escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del
maligno”.
Efesios 6:16
.
Los peores enemigos que tenemos son aquellos que están tra-
tando de destruir la influencia de los atalayas que están sobre los
muros de Sion. Satanás obra por medio de agentes. Está haciendo
un esfuerzo ferviente aquí. Trabaja de acuerdo con un plan definido,
y sus agentes obran de concierto. Una línea de incredulidad se ex-
tiende a través del continente, y está en comunicación con la iglesia
de Dios. Su influencia tiende a minar la confianza en la obra del
Espíritu de Dios. Este elemento está aquí, y obra silenciosamente.
Tened cuidado, no sea que seáis hallados ayudando al enemigo de
Dios y del hombre mediante la difusión de falsos informes, y por
crítica y oposición decidida.
[275]
Por medios engañosos y conductos invisibles, Satanás está traba-
jando para fortalecer su autoridad y poner obstáculos en el camino
del pueblo de Dios, a fin de que las almas no queden libres de su
poder, y sean reunidas bajo el estandarte de Cristo. Por sus engaños,
está tratando de seducir y apartar de Cristo a las almas, y aquellos
que no estén establecidos en la verdad quedarán seguramente en-
trampados por él. A los que no pueda inducir a pecar, los perseguirá,
como los judíos a Cristo.
El objeto de Satanás es deshonrar a Dios, y obra con todo elemen-
to no santificado para lograr este designio. Los hombres a quienes
usa como instrumentos para hacer esta obra, son cegados, y no ven
lo que están haciendo hasta que están tan profundamente envueltos
en la culpabilidad que piensan que ya sería inútil tratar de recobrarse
y, arriesgándolo todo, continúan en la transgresión hasta el amargo
fin.
Satanás espera envolver al pueblo remanente de Dios en la ruina
general que está por sobrevenir a la tierra. A medida que la venida de