Página 31 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Nuestro colegio
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en el campo del colportaje y abandonado toda idea de predicar. Esto
es enteramente incorrecto. No nos quedan muchos años más para
trabajar, por lo que profesores y rectores debieran estar llenos del
Espíritu de Dios y trabajar en armonía con su voluntad en vez de
realizar sus propios planes. Cada año perdemos mucho porque no
acatamos lo que Dios ha dicho acerca de estas cosas.
Nuestro colegio ha sido establecido por Dios para suplir las
necesidades cada vez mayores de estos tiempos de peligro y des-
moralización. El estudio libresco solo no puede proporcionar la
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disciplina necesaria para los estudiantes. Ha de echarse un cimiento
más sólido. El colegio no fue fundado para que lleve la estampa de
la mente de un solo hombre. Los maestros y el rector deben trabajar
juntos como hermanos. Deben consultarse entre sí, y también pedir
el consejo de ministros y hombres responsables y, sobre todo, pedir
sabiduría de lo alto, de manera que todas sus decisiones con respecto
a la institución sean las que Dios apruebe.
No es el propósito de la institución impartir a los alumnos un
mero conocimiento libresco. Dicha educación puede obtenerse en
cualquier colegio del país. Se me ha mostrado que es el propósito de
Satanás evitar que se logre el verdadero objetivo para el cual se fundó
el colegio. Entorpecidos por sus artimañas, sus dirigentes razonan
a la manera del mundo, copian sus planes e imitan sus costumbres.
Pero al hacer esto, no están en armonía con el pensar del Espíritu de
Dios.
Se necesita una educación más amplia, una que exija de los maes-
tros y del rector un pensamiento y un esfuerzo de una calidad que la
simple instrucción en las ciencias no puede requerir. El carácter ha
de recibir la disciplina necesaria para que alcance su más elevado
y noble desarrollo. En el colegio, los estudiantes deben recibir una
preparación que los capacite para mantener una reputación virtuosa
ante la sociedad, contraria a las influencias desmoralizadoras que
corrompen a la juventud.
Sería recomendable que hubiera junto al colegio terreno para
el cultivo y también talleres a cargo de hombres competentes para
instruir a los alumnos en los diversos aspectos de la labor física.
Se pierde mucho cuando se olvida unir el esfuerzo físico con el
mental. Las horas de ocio de los estudiantes a menudo se emplean
en placeres frívolos que minan las fuerzas físicas y mentales. Bajo