Página 310 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
Razonablemente, nuestro Creador reclama el derecho de hacer
como le plazca con las criaturas que tiene en mano. El tiene derecho
a gobernar como él quiera, y no como lo escoja el hombre. Pero él
no es un juez severo, un cobrador duro y exigente. El es la fuente
misma del amor, el dador de innumerables bendiciones. Os debiera
ocasionar el más profundo dolor el haber descuidado un amor tal y
no haber permitido que brotara en vuestros corazones la gratitud y la
alabanza por la maravillosa bondad de Dios. No merecemos ninguno
de sus beneficios; sin embargo, los recibimos continuamente a pesar
de nuestra indignidad y cruel ingratitud. Entonces, dejad de quejaros
como si fueseis esclavos bajo el mando de un capataz riguroso. Jesús
es bueno. Alabadle. Alabad a Aquel que es la salud de vuestro rostro
y vuestro Dios.
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