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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
vivir, piensan más en sus intereses mundanos que en el ambiente
moral y social, y los niños se hacen de amistades que no favorecen
el desarrollo de la devoción y la formación de caracteres apropiados.
Los padres luego permiten que el mundo absorba su tiempo, su fuer-
za y su pensamiento; y cuando llega el día sábado, se encuentran tan
completamente agotados que no tienen nada que ofrecerle a Dios en
su día santo, ninguna dulce devoción para agraciar el hogar y hacer
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que el sábado sea una delicia para sus hijos. Casi nunca los visita
un ministro debido a que se han colocado fuera del alcance de las
instituciones religiosas. La apatía entra solapadamente en el alma.
Las malas compañías corrompen a los niños, y la ternura de alma
que una vez sintieron se desvanece y cae en el olvido.
Vosotros padres que denunciáis a los cananeos por ofrecer sus
hijos en sacrificio a Moloc, ¿qué estáis haciendo? Presentáis una
ofrenda costosísima a vuestro dios de las riquezas; y después, cuando
vuestros hijos crecen sin ser ni amados ni amables de carácter,
cuando manifiestan una decidida impiedad y tendencia hacia la
infidelidad, le echáis la culpa a la fe que profesáis, porque fue incapaz
de salvarlos. Cosecháis lo que sembrasteis, el resultado de vuestro
amor egoísta por el mundo y el descuido de los instrumentos de la
gracia. Mudasteis a vuestras familias a lugares de tentación, y el
arca de Dios, vuestra gloria y defensa, no la considerasteis como
algo esencial; y el Señor no ha obrado un milagro para rescatar a
vuestros hijos de la tentación.
Vosotros que profesáis amar a Dios, llevad a Jesús con vosotros
dondequiera que vayáis; y, como los patriarcas de antaño, construid
un altar al Señor dondequiera que levantéis vuestras tiendas. Es
menester que haya una reforma en este sentido, una reforma que sea
profunda y amplia. Los padres necesitan reformarse; los ministros
necesitan reformarse. Necesitan a Dios en sus hogares. Es preci-
so que reconstruyan los lugares desolados de Sión, que erijan sus
puertas y fortifiquen sus murallas para protección del pueblo.
Hay trabajo serio que hacer en este tiempo, y los padres deben
educar a sus hijos para que tomen parte en él. Las palabras de
Mardoqueo pudieran aplicarse a los hombres y jóvenes de hoy:
“¿Y quién sabe si para una ocasión como ésta has llegado a ser
reina?”
Ester 4:14
. Los jóvenes deben estar adquiriendo solidez de
carácter para que estén capacitados para ser útiles. Daniel y José eran