Página 317 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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La responsabilidad de los padres
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jóvenes de principios firmes a quienes Dios podía usar para llevar
a cabo sus propósitos. Fijaos bien en su historia y ved cómo obró
Dios en su favor. José hizo frente a diversas experiencias, las cuales
pusieron a prueba su valor y rectitud hasta lo máximo. Después de
ser vendido en Egipto, fue al principio favorecido y se le confiaron
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grandes responsabilidades; pero repentinamente, sin ser culpable,
fue injustamente acusado y echado en prisión. Pero no se desanimó.
Confió en Dios; y salieron a relucir el propósito de su corazón y la
pureza de sus motivos. El ojo de Dios estaba sobre él, una mano
divina lo guiaba y pronto lo vemos salir de la prisión para compartir
el trono de Egipto.
La vida de altibajos de José no fue accidental; fue ordenada por
la divina Providencia. Pero, ¿cómo le fue posible dejar constancia
de firmeza de carácter, rectitud y sabiduría? Fue el resultado de una
preparación cuidadosa en sus años tempranos. Se dejó guiar por el
deber en vez de la inclinación; y la pureza y confianza sencilla del
niño llevó fruto en las obras del hombre. Los talentos más brillantes
no son de ningún valor a menos que sean mejorados; los hábitos de
diligencia y fuerza de carácter moral y finas cualidades mentales no
se logran al azar. Dios proporciona las oportunidades; el éxito depen-
de del uso que hagamos de ellas. Las oportunidades providenciales
han de discernirse prontamente y aprovecharse con esmero.
Jóvenes, si queréis ser fuertes, si queréis tener la integridad y
sabiduría de un José o un Daniel, estudiad las Escrituras. Padres,
si queréis educar a vuestros hijos para que sirvan a Dios y hagan
el bien en el mundo, haced de la Biblia vuestro libro de texto. Ella
descubre las tretas de Satanás. Es el gran medio para la elevación
de la humanidad, la reprobadora y correctora de males morales, la
detectora que nos capacita para distinguir entre lo verdadero y lo
falso. No importa qué otra cosa se enseñe en el hogar o la escuela, la
Biblia, como la gran educadora debe ocupar el primer lugar. Si se le
da su lugar, se honra a Dios y él obrará en vuestro favor convirtiendo
a vuestros hijos. Hay una rica mina de verdad y belleza en este Santo
Libro, y los padres no tendrán a nadie sino a sí mismos que culpar si
no la hacen intensamente interesante para sus hijos.
Para muchos, educación significa tener un conocimiento de li-
bros; pero, “el temor de Dios es el principio de la sabiduría. El
verdadero objetivo de la educación es restaurar la imagen de Dios