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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
Padres, vosotros profesáis ser hijos de Dios; ¿sois hijos obedien-
tes? ¿Estáis haciendo la voluntad de vuestro Padre celestial? ¿Estáis
siguiendo sus instrucciones, o andáis a la luz de vuestro propio fue-
go? ¿Estáis diariamente trabajando para aventajar en liderazgo al
enemigo y salvar a vuestros hijos de sus engaños? ¿Estáis abriendo
ante ellos las preciosas verdades de la Palabra de Dios, explicándoles
las razones de vuestra fe, de manera que sus tiernos pies puedan
plantarse sobre la plataforma de la verdad?
La Biblia con sus preciosas joyas de verdad no fue escrita para
los eruditos solamente. Al contrario, fue ideada para la gente co-
mún; y la interpretación dada por la gente común, con el auxilio
del Espíritu Santo, es la que más concuerda con la verdad tal cual
es en Jesús. Las grandes verdades necesarias para la salvación han
sido hechas claras como el mediodía, y ninguno errará ni perderá el
camino excepto aquellos que siguen su propio criterio en vez de la
voluntad revelada de Dios.
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