Página 347 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Cómo aprovechar el tiempo
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piensan que han colocado al Creador bajo obligación hacia ellos. Por
fin se agota la paciencia de Dios con ellos; y él abruptamente pone
fin a todas sus tramas egoístas y mundanas, demostrándoles que así
como han cosechado para su gloria personal, él puede desparramar;
y no tienen defensa alguna para resistir su poder.
Hermano J, hoy me dirijo a usted como a un prisionero de espe-
ranza. Pero, ¿estaría usted dispuesto a considerar que su sol cruzó
su meridiano ya hace algún tiempo y que ahora está rápidamente
declinando? Ha anochecido. ¿No se da usted cuenta de que se alar-
gan las sombras? Le queda muy poco tiempo para trabajar en su
propio favor, en favor de la humanidad y de su Maestro. Hay una
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obra especial que hacer por su propia alma, si es que se ha de contar
entre los vencedores. ¿Cómo está el registro de su vida? Intercede
en vano Jesús por usted? ¿Quedará él chasqueado? Algunos de sus
compañeros, que en un tiempo estuvieron a su lado, ya han sido
llamados al descanso. La eternidad revelará si la fe de ellos estaba en
quiebra y no alcanzaron la vida eterna, o si eran ricos para con Dios
y herederos de “una medida que pasa toda medida, un eterno peso
de gloria”.
2 Corintios 4:17
. ¿No tomará en cuenta que la paciencia
de Dios para con usted requiere el arrepentimiento y la humillación
del alma ante él?
Hay otras consideraciones de peso, aparte de su salvación perso-
nal, que requieren su atención. Tarde como es, con su sol a punto
de hundirse tras las cumbres del poniente, le queda aún una gran
obra que hacer por sus hijos, quienes han permitido que el amor del
mudo los separe de Dios. También tiene usted parientes, vecinos
y amigos que no están redimidos. Si el ejemplo suyo hubiera sido
consecuente con la luz que le fue dada; si hubiese sido tan diligente
para salvar a estas preciosas almas como lo ha sido para granjear
un tesoro terrenal; si hubiese usado sus recursos e influencia, su
sabiduría y tacto, en un esfuerzo para reunir a estos errantes en el
redil de Cristo y si ésta hubiese sido la labor de su vida, se hubiera
asegurado una cosecha de almas y una rica recompensa en el día del
Señor. Entonces hubiera edificado sobre el verdadero fundamento de
material imperecedero; pero en vez de esto ha estado edificando con
madera, paja y rastrojo, que serán consumidos cuando se juzguen
las obras de toda persona, sea cual fuere su sustancia.