Página 348 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
Su vida ha sido un fracaso. Usted ha sido una piedra de tropiezo
para los pecadores. Ellos han dicho de usted: “Si la religión que
profesa este hombre es de veras genuina, ¿por qué se afana tanto
por las cosas de este mundo? ¿Por qué no demuestra en su propia
conducta el Espíritu de Cristo?” Hermano mío, apresúrese a quitar
el estorbo del camino de los pecadores antes de que sea demasiado
tarde. ¿Puede con placer contemplar su vida o la influencia que ha
ejercido? ¿Está dispuesto ahora a examinar sus caminos? ¿No se
forzará por entrar en una relación correcta con Dios? No creo que
su corazón sea insensible. Sé que la amante y tierna misericordia
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de Dios es maravillosa. Le queda poco tiempo de gracia; ¿no lo
aprovechará ahora mientras Jesús implora mediante su sangre ante
el Padre? Misericordiosamente él ha salvado su vida; pero ha sido
como el caso de la higuera estéril que año tras año no llevó fruto,
sino hojas solamente. ¿Cuánto tiempo más seguirá frustrando a su
Maestro? ¿Le obligará a decir: “Que nadie vuelva a comer más
fruto de ti para siempre”, o “Cortadla, ¿para qué inutiliza también
la tierra?”
Lucas 13:7
. Oh, no espere hasta que el Señor extienda
su mano contra usted y arrase con los bienes que ha acumulado.
Recuerde que toda su riqueza no le proporcionará ni un momento
de dulce seguridad y paz en su lecho de muerte.
Sinceramente le hago ver la urgente necesidad de volver al Señor
inmediatamente. Le imploro que frustre al enemigo. Libértese de su
poder cruel. Durante el resto de su vida procure hacer un registro
completamente diferente en el cielo, uno del cual no se avergonzará
cuando los libros sean abiertos y el Juez pronuncie su fallo contra
los que han descuidado una salvación tan grande.
Pablo exhorta a sus hermanos efesios que aprovechen bien el
tiempo, porque los días son malos.
Efesios 5:16
. Esta exhortación se
aplica mucho a usted. En un sentido, es imposible aprovechar bien el
tiempo ya que una vez que pasa, pasa para siempre. Pero a usted se
le llama a reformarse, a que sea celoso de buenas obras en el mismo
grado en que ha descuidado su deber. Cambie completamente su
rumbo. Redoble su diligencia para afianzar su llamamiento y su
elección. Guarde los mandamientos de Dios y vivirá, y la ley como
la niña de sus ojos. Al obrar por su propio interés eterno y por la
salvación de las almas que le rodean, aproveche cada momento hasta
lo máximo. Cuando lo haga podrá salvarse a sí mismo y a los que