Página 373 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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El sostén de las misiones urbanas
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los canaanitas son fuertes. “Subamos luego y tomemos posesión de
ella; porque más podemos nosotros que ellos”. Pero los otros diez
espías lo interrumpieron y pintaron los obstáculos más oscuros que
la primera vez. “No podremos subir contra aquel pueblo porque es
más fuerte que nosotros... y todo el pueblo que vimos en medio de
ella son hombres de gran estatura. También vimos allí gigantes, hijos
de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer,
como langostas; y así les parecíamos a ellos”.
“Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo
lloró aquella noche”. Los hombres que por tanto tiempo habían lidia-
do con la perversidad de Israel sabían muy bien cuál sería la próxima
escena. La revuelta y el motín abierto siguieron rápidamente, porque
a Satanás se le había dado rienda suelta y el pueblo parecía carecer
de razón. Maldijeron a Moisés y a Aarón, olvidándose de que Dios
escuchaba sus malvadas palabras y que, envuelto en la columna de
humo, el Angel de su presencia estaba al tanto de su terrible ma-
nifestación de ira. Con amargura exclamaron: “¡Ojalá muriéramos
en la tierra de Egipto, o en este desierto ojalá muriéramos! ¿Por
qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras
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mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor vol-
vernos a Egipto? Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y
volvámonos a Egipto”.
Con humildad y angustia Moisés y Aarón “se postraron sobre sus
rostros delante de toda la multitud de la congregación de los hijos
de Israel”, no sabiendo qué hacer para disuadirlos de su propósito
precipitado y apasionado. Caleb y Josué procuraron acallar el tumul-
to. Rompiendo sus vestidos como señal de duelo e indignación, se
lanzaron entre el pueblo y sus voces penetrantes se escucharon por
encima de la tempestad de las lamentaciones y de rebelde pesadum-
bre: “La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran
manera buena. Si Jehová se agrada de nosotros, él nos conducirá
a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por
tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta
tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha
apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis”.
El falso informe de los espías infieles fue plenamente aceptado
y por medio de él toda la congregación quedó engañada, tal como
Satanás intentó que fuera; y la voz de Dios a través de sus fieles