Página 39 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Nuestro colegio
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Jesús mirará con aprobación la labor de los maestros y colmará de
su gracia el corazón de los alumnos.
Nuestro Colegio de Battle Creek es un lugar donde los miembros
más jóvenes de la familia del Señor han de ser preparados conforme
al plan de crecimiento y desarrollo de Dios. Que se les inculque la
idea de que han sido creados a la imagen del Hacedor y que Cristo
es el modelo que han de seguir. Nuestros hermanos permiten que sus
mentes se encaminen hacia un blanco demasiado bajo y estrecho.
No mantienen siempre a la vista el plan divino, sino que fijan sus
ojos sobre modelos mundanos. Mirad hacia arriba adonde Cristo
está sentado a la diestra de Dios, y luego trabajad para que vuestros
alumnos se conformen a ese carácter perfecto.
Si rebajáis las normas para aseguraros de la popularidad y el
aumento en número, y luego os regocijáis por este incremento, mani-
festáis una gran ceguera. Si los Números fueran evidencia del éxito,
Satanás podría reclamar la preeminencia, porque en este mundo sus
seguidores constituyen la mayoría. Es el grado de fuerza moral que
infiltra el colegio lo que constituye una prueba de su prosperidad.
Es la virtud, la inteligencia y la devoción de la gente que integra
nuestras iglesias, y no sus Números, lo que debiera ser causa de gozo
y de gratitud.
Sin la influencia de la gracia divina, la educación no resultará
ventajosa; el aprendiz se hace orgulloso, vano e intolerante. Pero
aquella educación que se recibe bajo la influencia ennoblecedora y
refinadora del Gran Maestro, le dará al hombre un valor moral más
elevado ante la vista de Dios. Lo capacitará para subyugar el orgullo
y la pasión y para andar humildemente ante Dios, como si dependiera
de él para cada aptitud, cada oportunidad y cada privilegio.
Me dirijo a los obreros de nuestro colegio: Debéis no solamen-
te profesar que sois cristianos, sino que habéis de ejemplificar el
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carácter de Cristo. Que la sabiduría de lo alto colme toda vuestra
instrucción. En un mundo de tinieblas y de corrupción, que se vea
que el espíritu que os mueve a la acción es de lo alto, y no de aba-
jo. Al depender enteramente de vuestra propia fuerza y sabiduría,
vuestros mejores esfuerzos lograrán poco. Si os impulsa el amor de
Dios y su ley es vuestro fundamento, vuestra labor perdurará. Al
ser consumida la paja, la leña y el rastrojo, vuestra labor pasará la
prueba. Los jóvenes que han sido puestos bajo vuestro cuidado los