Página 392 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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La importancia de la obra del colportaje
Se puede hacer una obra mucho más eficiente en el ramo del
colportaje que la que se ha hecho hasta el momento. El colportor no
debe estar conforme a menos que esté constantemente mejorando.
Debe prepararse cabalmente, pero no debe contentarse, con una
presentación hecha de memoria; debe darle la oportunidad al Señor
de obrar mediante sus esfuerzos y de impresionar su mente. El amor
de Jesús que habita en su corazón lo habilitará para idear los medios
de acercarse a individuos y familias.
Los colportores necesitan tener refinamiento propio y modales
pulidos, pero no una personalidad artificial que es común en el
mundo, sino ser urbanos y agradables, que es el resultado natural
de un buen corazón y un sano deseo de imitar a Cristo. Deben
cultivar hábitos de solicitud y consideración, hábitos de diligencia
y discreción, y procurar honrar a Dios, logrando para sí mismos
el mayor desarrollo posible. Jesús hizo un sacrificio infinito para
colocarlos a ellos en buena relación con Dios y sus prójimos, y el
auxilio divino, combinado con el esfuerzo humano, los capacitará
para alcanzar un elevado grado de excelencia. El colportor ha de ser
puro como José, manso como Moisés, temperante como Daniel; así
tendrá un poder que lo acompañará por dondequiera que vaya.
Si el colportor obra de manera equivocada, si pronuncia falsedad
y práctica el engaño, pierde su dignidad. Puede ser que no esté
consciente de que Dios lo está mirando y que conoce todos sus
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negocios, que los santos ángeles pesan sus intenciones y escuchan
sus palabras, y que será recompensado conforme a sus obras; pero
aunque le fuera posible ocultar de la inspección humana y divina
su mal proceder, aún así su actitud impropia sería perjudicial para
su mente y carácter. Un acto no determina el carácter, pero derriba
la barrera, y la próxima tentación se acaricia con más facilidad,
hasta que finalmente se forma un hábito de prevaricación y falta de
honradez en el negocio, y ya no se puede confiar en él.
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