Página 400 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
que hará de su influencia un poder en favor del bien. La fe debe
fraguarse en su carácter. Sus principios han de ser sólidos; debe ser
una persona de espíritu noble, fuera del alcance de toda sospecha
y vileza. El colportor no ha de ser infatuado. Al asociarse con los
hombres, no debiera hacerse conspicuo, hablando de sí mismo con
jactancia; porque si procede así, disgustaría a la gente inteligente y
sensata. No ha de ser egoísta en sus hábitos ni altanero y dominante
en sus maneras. Muchos han decidido en sus mentes que no pueden
encontrar tiempo para leer uno de los diez mil libros que se publican
y sacan al mercado. Y en muchos casos, cuando el colportor da
a conocer el motivo de su visita, la puerta del corazón se cierra
firmemente; de ahí la gran necesidad de hacer su obra con tacto y
con un espíritu humilde y de oración. Debe estar familiarizado con
la Palabra de Dios y tener palabras a su disposición para desenvolver
la preciosa verdad y demostrar el gran valor del material de lectura
que ofrece.
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Todos podrían sentir muy bien la responsabilidad individual de
esta obra. Cada uno podría muy bien considerar cómo atraer mejor
la atención, pues su manera de presentar la verdad puede decidir
el destino de un alma. Si da una impresión favorable, su influencia
puede ser para esa alma un sabor de vida para vida; y esa sola
persona, iluminada por la verdad, puede iluminar a muchas otras.
Por lo tanto, es peligroso hacer una labor descuidada al tratar con
las mentes.
La obra del colportaje es el medio que Dios usa para alcan-
zar a muchos que de otra manera no serían impresionados con la
verdad. Es una obra buena, el objetivo es elevado y ennoblecedor;
y debiera haber una correspondiente dignidad en la conducta. El
colportor encontrará mentes de diversas clases. Conocerá personas
ignorantes y degradantes que no aprecian nada más que el dinero.
Estas serán ofensivas, pero él debe ignorarlas. Nunca debe fallar
su buena disposición; debe enfrentar las dificultades con gozo y
esperanza. Se encontrará con personas enlutadas, abatidas, doloridas
y heridas en espíritu. Tendrá muchas oportunidades de hablarles
palabras bondadosas y expresiones de ánimo, esperanza y fe. Puede
ser un manantial que refresque a los demás si así lo desea; pero para
hacerlo deberá él mismo beber de la Fuente de la verdad viva.