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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
profesáis, porque vivís vuestra fe, porque vuestra vida cotidiana es
como una luz brillante puesta sobre un candelero, que alumbra a
todos los que están en la casa. Aun vuestros enemigos, por más que
les hagan la guerra a vuestras doctrinas, os respetarán; y cuando
hayáis logrado todo esto, vuestras palabras sencillas tendrán poder y
llevarán la convicción a los corazones.
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