Página 405 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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La obra de publicaciones
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Se puede confiar en los que ponen a Cristo en primer lugar en
todo. Que no dependan de sí mismos, ni ahoguen su interés religioso
en su negocio. ¿Ha confiado Dios intereses sagrados al hombre?
Entonces él espera que sientan su propia debilidad y dependencia
de Dios. Es peligroso que los hombres confíen en su propio en-
tendimiento; por lo tanto debieran buscar diariamente de arriba la
fuerza y la sabiduría. Dios debe estar en todos sus pensamientos; así
todas las asechanzas y sutilezas de la antigua serpiente no podrán
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inducirlos a un descuido pecaminoso de su deber. Harán frente al
adversario con el simple instrumento que Dios usó: “Escrito está”.
O bien lo reprenderán con un: “¡Vete Satanás!”
Mateo 4:10
.
El único camino seguro lo señaló Jesús en su amonestación:
“Velad y orad”.
Mateo 26:41
. Hay necesidad de vigilancia. Nuestros
propios corazones son engañosos; estamos rodeados de todas las
debilidades y flaquezas humanas, y Satanás está decidido a destruir.
Nosotros podremos no estar en guardia, pero nuestro adversario nun-
ca está ocioso. Conociendo su infatigable vigilancia, no durmamos,
como lo hacen otros, antes “sed, pues, sobrios, y velad en oración”.
1 Pedro 4:7, 5:8
. Hay que hacer frente al espíritu y la influencia
del mundo, pero no debiera permitirse que éstos se posesionen de
nuestra mente y corazón.
El hombre de negocios activo, al entrar en contacto con el mun-
do, tendrá pruebas, incertidumbres y preocupaciones que producen
ansiedad. Encontrará que existe la tendencia a permitir que pensa-
mientos y planes mundanales tomen la delantera, y que requerirá
esfuerzo y disciplina de mente y alma mantener un espíritu de devo-
ción. Pero la gracia divina aguarda que la solicite y su gran necesidad
es el poderoso instrumento que prevalecerá ante Dios. Jesús ha hecho
una provisión especial para estos hombres. El los invita: “Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
porque mi yugo es fácil, y mi carga ligera”.
Mateo 11:28-30
. Aque-
llos que tienen comunión con Cristo tienen descanso y tranquilidad
constante. Entonces, ¿por qué andar solos, despreciando su compa-
ñía? ¿Por qué no lo incluimos en nuestros propósitos? ¿Por qué no
venimos a él con todas nuestras perplejidades y comprobamos la
fuerza de sus promesas?