Página 407 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

Basic HTML Version

La obra de publicaciones
403
decididos de parte de hombres conectados con la oficina. No han
sido personas de mente espiritual y su influencia no ha tendido a
conducir hacia la Canaán celestial, sino más bien de vuelta a Egipto.
[388]
El hermano P ha sido bendecido con habilidades, las cuales,
si las consagrase al Señor, lo capacitarían para hacer mucho bien.
Tiene una mente despierta. Comprende la teoría de la verdad y los
requerimientos de la ley de Dios; pero no ha aprendido en la escuela
de Cristo la mansedumbre y humildad que lo convertirían en un
hombre del cual se pudiera depender en un puesto de confianza. Ha
sido pesado en las balanzas del santuario y hallado falto. Ha recibido
gran luz mediante amonestaciones y reprensiones; pero no les ha
hecho caso; ni siquiera ha visto la necesidad de cambiar su proceder.
Su ejemplo ante el personal de la oficina no ha sido consecuente con
su profesión; ha sido un hombre con características de niño, y su
influencia ha hecho que otros se alejen de Cristo y contemporicen
con el mundo.
La cruz de Cristo le ha sido presentada al hermano P; pero él se
ha apartado de ella, porque significa vergüenza y deshonra, en lugar
de honor y halago para el mundo. Vez tras vez Jesús ha llamado:
Toma tu cruz y sígueme para que seas mi discípulo. Pero otras
voces han estado llamando en la dirección del orgullo y la ambición
mundanal; y él ha escuchado esas voces porque el espíritu de las
mismas es más agradable al corazón natural. Se ha apartado de
Jesús, se ha divorciado de Dios y abrazado al mundo. Fue llamado
para que representara a Jesús y fuese una luz brillante en el mundo;
pero ha traicionado su cometido sagrado. El mundo se interpone
entre su alma y Jesús, y ha tenido una experiencia mundana cuando
debió haber recibido otra de un carácter totalmente opuesto. Ha sido
resueltamente mundano en sus gustos y opiniones y por consiguiente
no ha sido capaz de comprender las cosas espirituales.
El éxito del hermano P en el ministerio, y también en su puesto
de confianza en la oficina, dependía del carácter que mantuviese. Era
menester un esfuerzo esmerado y perseverante para que en su salida
y en su entrada delante de sus compañeros de trabajo no diera ningún
mal ejemplo. El plan que debió haberse trazado, el derrotero que
debió haberse seguido, están claramente delineados en la Palabra
de Dios. Si él hubiera hecho caso a la Palabra, ella hubiese sido
una luz a su camino, guiando sus pies inexpertos por una senda