Página 409 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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La obra de publicaciones
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tido mucho desorden y falta de organización que deben corregirse
pronto. Hay muchos pequeños detalles relacionados con la obra que
no han sido atendidos, y por consiguiente han causado desperdicio.
Se permiten pérdidas y derroches que pudieran evitarse.
He pasado por la oficina y se me ha mostrado cómo los ángeles
de Dios ven la obra que se hace en los diversos departamentos. En
algunos las cosas andan mejor, pero en todos hay algo que podría
mejorarse. Pérdidas y más pérdidas es lo que se ve en muchos depar-
tamentos. La manera descuidada en que algunos trabajan resulta en
pérdidas para la oficina y es una ofensa para Dios. Es triste que tenga
que ser así. Jesús nos ha dado lecciones de economía. “Recoged los
pedazos”, dice él, “para que no se pierda nada”.
Juan 6:12
. Hubiera
sido mejor no iniciar tantas grandes empresas si se iban a pasar por
alto tantos detalles pequeños, porque las cosas pequeñas son como
tornillos que evitan que la maquinaria se desarme. La Palabra de
Dios explica el deber; traza la regla del servicio fiel. “El que es fiel
en lo muy poco, también es fiel en lo mucho; y el que es injusto en
lo muy poco, también es injusto en lo mucho”.
Lucas 16:10
.
Se me ha mostrado que además de la mano de obra que aho-
ra hay en la oficina, se deben emplear hombres competentes para
colaborar en la administración de los diferentes departamentos de
la obra. Deben emplearse hombres que tengan experiencia en los
negocios y sean administradores sabios. Hubiera sido mejor en el
pasado haber empleado a hombres que fuesen gerentes concienzu-
dos, hombres que hubieran enseñado el cumplimiento, la prontitud
y la economía a los demás aunque hubiera sido necesario pagarles
un salario doble de lo que se ha estado pagando a los supervisores.
El hermano R es deficiente en este sentido; no corrige los defectos
de una manera apropiada. Intenta hacerlo, pero deja muchas cosas
sin realizar que debieran reformarse de inmediato. En la oficina ha
hecho falta un economista cuidadoso, un hombre de negocios cabal.
Se está perdiendo tres veces más de lo que se necesitaría para pagar
por el mejor talento y experiencia en esta obra.
Se pierde mucho por falta de una persona competente, alguien
que sea eficiente, apto y práctico para supervisar los diferentes de-
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partamentos de la obra. Hace falta una persona que sea impresor
práctico y que esté familiarizado con todos los aspectos de la obra.
Hay algunos que conocen bien el trabajo de las prensas, pero que son