Los deberes del médico
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”.
Proverbios
1:7
. Los profesionales, cualquiera que sea su vocación, necesitan
sabiduría divina. Pero el médico necesita especialmente esa sabi-
duría para tratar con toda clase de mentes y enfermedades. Ocupa
un puesto de responsabilidad aun mayor que la del ministro del
Evangelio. Está llamado a ser colaborador con Cristo, y necesita
sólidos principios religiosos, y una firme relación con el Dios de la
sabiduría. Si recibe consejo de Dios, el gran Médico colaborará con
sus esfuerzos; y procederá con la mayor cautela, no sea que por su
trato equivocado perjudique a algunas de las criaturas de Dios. Será
tan fiel a los principios como una roca, aunque bondadoso y cortés
con todos. Sentirá la responsabilidad de su cargo, y su práctica de
la medicina indicará que le mueven motivos puros y abnegados, y
un deseo de adornar la doctrina de Cristo en todas las cosas. Un
médico tal poseerá una dignidad nacida del cielo, y será en el mundo
un agente poderoso para el bien. Aunque no lo aprecien los que no
estén relacionados con Dios, será honrado del cielo. A la vista de
Dios será más precioso que el oro de Ofir.
El médico debe ser un hombre estrictamente temperante. Las
dolencias físicas son innumerables y él tiene que tratar la enfermedad
en sus diversas manifestaciones. Debe darse cuenta de que mucho del
sufrimiento que él procura aliviar es el resultado de la intemperancia
y otras formas de complacencia propia. Le toca atender tanto a
jóvenes, adultos en el apogeo de su vida como a personas de edad
avanzada, que se han acarreado a sí mismos la enfermedad por el uso
del tabaco. Si es un médico inteligente, podrá averiguar la causa de
la enfermedad; pero a menos que él mismo no use tabaco, vacilará
en poner el dedo sobre la llaga y revelar fielmente a sus pacientes la
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causa de su enfermedad. No logrará convencer a los jóvenes de la
necesidad de vencer el hábito antes de que se arraigue. Si él mismo
usa la mala hierba, ¿cómo le será posible presentar ante la juventud
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