Página 476 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
tos del gran enemigo! Muchos se fascinan con las atracciones del
mundo; sirven a Mammón en lugar de Dios, y así pierden sus almas.
En breve nos encontraremos con el Señor, y ¿qué cuenta le he-
mos de dar del uso que hemos hecho de nuestro tiempo, talentos
y posesiones? Nuestro gozo debe estar en la obra de salvar almas.
Solemnemente le pregunto a la iglesia de Healdsburg: ¿Está Dios
de veras entre vosotros? El Testigo verdadero dice: “Pero tienes
unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestidu-
ras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas”.
Apocalipsis 3:4
. ¿Pertenecéis vosotros a este número? ¿Os habéis
mantenido íntegramente fieles? Como hombres que se ahogan, ¿os
habéis prendido de Jesús, quien es vuestro refugio? ¿Le estáis obede-
ciendo, viviendo por él y amándole? ¿Es cada miembro de la iglesia
puro, santo y sin mancha, uno en cuyos labios no hay engaño? Si es
así, estáis verdaderamente felices porque ante la vista de Dios sois
“más preciosos que el oro fino; más aún que el lingote de oro de
Ofir”.
Isaías 13:12
. Mientras las multitudes adoran a Mammón y no
sirven al Santo de Israel, hay unos pocos que no han manchado sus
vestimentas, sino que las han mantenido libres de la contaminación
del mundo; y estos pocos serán poderosos. Este grupo poseerá la fe
que obra por medio del amor y que purifica el alma. Darán ejemplo
de elevados principios cristianos. Procurarán tener una conexión
personal con la Fuente de luz y mejorar constantemente, cultivando
cada una de sus facultades hasta el grado máximo. Dios anhela traer
a vuestra vida la más estricta rectitud e integridad; esto os hará des-
tacaros ante el mundo como hijos del Dios altísimo. Jesús era sereno
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y manso, y nunca perdió su dominio propio, aun entre conflictos
agitados y los más fieros elementos de oposición.
A vosotros que habéis recibido gran luz, Dios os dice: “Subid
más alto”. Acercaos más a Dios y al cielo. Seguid adelante. Ne-
cesitáis fe, un amor genuino por vuestros hermanos, y un interés
más profundo en ellos. Dios os ha encomendado responsabilidades
sagradas. Hay un campo misionero para cada miembro de la iglesia
donde puede ejercer su influencia en favor del bien.
Nuestro colegio no es lo que debiera ser, ni lo que va a ser si
nuestros hermanos y hermanas llegan a sentir que es un legado sagra-
do que se ha puesto en sus manos. Si elevaran más alto el estandarte
de la espiritualidad en la iglesia, si dieran un ejemplo de integridad