Página 495 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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La religión y la educación científica
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do los asaltos sobrehumanos de Satanás en el huerto de Getsemaní?
¿Habéis olvidado la frenética vociferación de la chusma: “¡Crucifí-
cale, crucifícale!”, y su muerte como si hubiera sido un malhechor?
¿Es el siervo mayor que su Señor? Los seguidores de Jesús no dis-
frutarán de la popularidad, sino que serán como su Maestro, mansos
y humildes de corazón. Estáis procurando ocupar el asiento de ca-
becera, pero al fin y al cabo terminaréis ocupando el más bajo. Si
procuráis obrar con justicia, amar la misericordia, y andar humilde-
mente con Dios, seréis participantes de los sufrimientos de Cristo y
disfrutaréis juntamente con él de su gloria y su reino. El Señor os ha
bendecido pero ¡cuán poco habéis apreciado su misericordia! ¡qué
poca alabanza ha recibido de vuestros labios! Es posible que hagáis
una buena obra para el Maestro, pero no cuando ponéis
vuestras
ideas en primer lugar. Tenéis que aprender en la escuela de Cristo, de
lo contrario nunca estaréis preparados para pasar a un grado superior,
recibir el sello del Dios viviente, entrar por las puertas de la ciudad
de Dios, y ser coronados de gloria, honor e inmortalidad.
Satanás trabaja de muchas maneras donde no se le percibe, aun
a través de hombres y mujeres que ocupan puestos de confianza.
Les inculca en sus mentes posibles errores de pensamiento, hechos
y lenguaje que suscitan la duda y producen desconfianza donde
ellos pensaban que había certidumbre y seguridad. Obrará con los
elementos insatisfechos para ponerlos en acción. Surgirá el deseo de
grandeza y de honor. La envidia brotará en las mentes donde no se
suponía que existiese, y no faltarán las oportunidades para que se
ponga por obra. Surgirán dudas, y halagadoras promesas de lucro se
ofrecerán a cambio de que la cruz no se haga sobresalir demasiado.
Satanás tentará a algunos para que piensen que nuestra fe constituye
una barrera contra su progreso y que estorba el camino para alcanzar
un puesto elevado en el mundo y ser llamados hombres y mujeres
extraordinarios.
En su primera exhibición de desafecto, Satanás fue muy astuto.
Solamente afirmaba que lo que quería era lograr un mejor estado
de cosas, hacer grandes mejoras. Indujo a la primera pareja a sepa-
rarse de Dios, a apartarse de su lealtad a los mandamientos divinos,
en torno al mismo punto en que son tentadas y fracasan miles de
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personas hoy en día; es decir, por medio de sus propios vanos pen-
samientos. El verdadero conocimiento es de origen divino. Satanás