Página 52 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Un testimonio importante
Healdsburg, California,
28 de marzo de 1882.
Estimado hermano _____,
Recibí su carta a su debido tiempo. Aunque me alegra oír de Ud.,
me entristecí al leer su contenido. Había recibido cartas parecidas
de parte de la Hna. _____ y del Hno. _____ Pero no he recibido
ninguna comunicación de parte del Hno. _____ ni de nadie que esté
de parte de él. Es por intermedio de las cartas de usted que he sabido
de su comportamiento en relación con el proceso contra el Hno.
_____.
No me sorprende que tal estado de cosas exista en Battle Creek,
pero, mi muy estimado hermano, me duele hallarlo a usted envuelto
en el lado equivocado de este asunto, junto con aquellos a quienes
estoy segura que Dios no está dirigiendo. Algunas de estas personas
son honradas, pero están engañadas. Han recibido sus impresiones
de una fuente que no es el Espíritu Santo.
Me he cuidado de no expresar a nadie mi opinión acerca de
asuntos importantes, porque a menudo se aprovechan injustamente
de lo que digo, aunque sea de la manera más confidencial. Las
personas se ponen a obrar para extraer de mí comentarios acerca
de diferentes puntos, que luego distorsionan y falsifican para que
mis palabras expresen ideas y opiniones totalmente diferentes a las
que yo sostengo. Pero tendrán que hacer frente a esto en el tribunal
divino.
Cuando le sobrevinieron sus dificultades presentes, decidí mante-
nerme callada; pensé que sería mejor dejar que los asuntos siguieran
su curso, para que los que habían estado tan dispuestos a censurar a
mi marido pudieran darse cuenta de que el espíritu de murmuración
existía en sus propios corazones, y que aún se mantenía activo, ya
que el hombre acerca de quien se quejaban dormía en silencio en la
tumba.
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