Página 521 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Consejos a los jóvenes
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ha de continuar a través de todo el período de labor, no importa cuán
bien calificado para el trabajo se considere estar.
Los tiempos en que vivimos requieren que haya un ministerio
inteligente y educado Las falsas doctrinas se están multiplicando.
El mundo está logrando educarse conforme a una alta norma de
realización literaria; y el pecado, la incredulidad y la infidelidad se
vuelven cada vez más audaces y desafiantes, conforme van aumen-
tando el conocimiento y la agudeza intelectual. Este estado de cosas
exige el uso de todas las facultades del intelecto; porque es con
mentes agudas y bajo el control de Satanás que el ministro tendrá
que enfrentarse. El debe estar bien equilibrado mediante sus princi-
pios religiosos, creciendo en gracia y en el conocimiento de nuestro
Señor Jesucristo. Se ha hecho demasiado trabajo al azar, y no se
han ejercitado las mentes hasta el máximo grado de su capacidad.
Nuestros ministros tendrán que defender la verdad contra los após-
tatas degradados, y también señalar la evidencia bíblica a aquellos
que defienden errores engañosos. La verdad tiene que colocarse en
contraste con las aseveraciones audaces. Nuestros ministros tienen
que ser hombres que estén completamente consagrados a Dios, hom-
bres de una cultura no común; pero sus mentes tienen que estar
completamente iluminadas de fervor religioso, recogiendo rayos de
luz del cielo y proyectándolos en medio de la oscuridad que cubre
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la tierra y de las densas tinieblas que envuelven a la humanidad.
El vicio y el crimen, y la iniquidad de todas clases, aumentan
constantemente. El poder penetrante de la verdad bíblica, tiene que
mostrar el contraste que existe entre la verdad y el error. Se requie-
re un grado mayor de preparación para rendirle buen servicio al
Maestro. Sin embargo, si el ministro depende del conocimiento que
adquiere, y no siente la necesidad de la iluminación divina cada día,
la educación adquirida es solamente un tropiezo para los pecadores.
Queremos que el Dios de toda sabiduría sea tomado en cuenta en to-
da nuestra labor, en todas nuestras experiencias; entonces el mínimo
conocimiento que se obtenga será un poder en favor del bien y nos
ayudará a desarrollar una capacidad y un fervor como los de Cristo.
Esto es religión.
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