Página 58 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

Basic HTML Version

54
Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
gobierno en el hogar. Las almas de algunos de esos niños se per-
derán porque no recibieron la instrucción de la palabra de Dios y
no se hicieron cristianos en el hogar. En lugar de simpatizar con los
niños mientras seguían un comportamiento obstinado, los padres
debieran haberlos reprendido, y debieran haber apoyado al maestro
fiel. Estos padres no estaban ellos mismos unidos a Cristo, y ésta es
la razón por su terrible descuido del deber. Lo que han sembrado,
esto también segarán. Seguros están de su cosecha.
En la escuela, el Hno. _____ no sólo ha llevado la carga del
mal comportamiento de los niños, sino también la del imprudente
gobierno de los padres, que produjo y alimentó la aversión hacia las
restricciones. El trabajo excesivo, el cuidado incesante, sin ninguna
ayuda en el hogar, sino más bien una constante irritación, han hecho
que a veces él pierda su dominio propio y actúe de una manera
imprudente. Algunos se han aprovechado de esto, y las faltas de
menor consecuencia las han hecho aparecer como pecados graves.
Esta clase de profesos observadores del sábado que intentan
formar una unión entre Cristo y Belial, que se asen de la verdad
con una mano y del mundo con la otra, han rodeado a sus hijos y
sombreado la iglesia con una atmósfera completamente extraña a
la religión y al Espíritu de Cristo. No se atrevían a oponerse abier-
tamente a las exigencias de la verdad. No se atrevían a tomar una
posición definida y decir que no creían en los testimonios; pero, aun-
que creían nominalmente en ambas cosas, no obedecieron a ninguna.
Por medio de su comportamiento han negado ambas. Quieren que el
Señor cumpla en ellos sus promesas; pero rehúsan cumplir con las
condiciones sobre las cuales éstas se basan. No quieren abandonar
[50]
todo lo que compita con Cristo. La predicación de la Palabra, pro-
duce una supresión parcial de la mundanalidad, pero no un cambio
radical de los afectos. En resumidas cuentas los deseos mundanales,
la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la
soberbia de la vida ganan la victoria. Los que pertenecen a esta clase
son todos cristianos profesos. Sus nombres aparecen en el registro
de la iglesia. Por un tiempo viven una vida aparentemente cristiana
y luego entregan sus corazones, muy a menudo definitivamente, a
las influenciar: predominantes del mundo.
No importa cuáles sean las faltas del Hno. _____, vuestro proce-
der para con él no es ni justificable ni cristiano. Habéis rebuscado su