Página 584 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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La apariencia del mal
Me siento instada a dirigirme a los que están empeñados en
dar el último mensaje de amonestación al mundo. El que aquellos
por quienes trabajen vean y acepten la verdad depende mucho de
los obreros individualmente. La orden de Dios es: “Limpiaos los
que lleváis los vasos de Jehová”.
Isaías 52:11
. Y Pablo encarga a
Timoteo: “Ten cuidado de tí mismo y de la doctrina”.
1 Timoteo
4:16
. La obra debe principiar con el obrero; éste debe estar unido
con Cristo como el sarmiento está unido a la vid. “Yo soy la vid”,-
dijo Cristo-, “vosotros los pámpanos”.
Juan 15:5
. Esto representa la
relación más íntima que sea posible. Injértase la rama sin hojas en
la cepa floreciente, y viene a ser un sarmiento vivo que saca savia
y nutrición de la vid. Fibra por fibra, vena por vena, el sarmiento
se aferra hasta que brota y florece y lleva fruto. La rama sin savia
representa al pecador. Cuando está unida con Cristo, el alma se une
al alma, lo débil y lo finito a lo santo e infinito, y el hombre llega a
ser uno con Cristo.
“Sin mí”-dice Cristo-, “nada podéis hacer”.
Juan 15:5
. ¿Estamos
unidos con Cristo los que aseveramos ser obreros suyos? ¿Moramos
en Cristo y somos uno con él? El mensaje que llevamos es mundial.
Debe llegar a todas las naciones, lenguas y pueblos. El Señor no
requerirá de ninguno de nosotros que salga con este mensaje, sin
darnos gracia y poder para presentarlo a la gente de una manera que
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corresponda a su importancia. La gran cuestión para nosotros hoy es:
¿Estamos llevando hoy al mundo este solemne mensaje de verdad de
tal manera que manifieste su importancia? El Señor obrará con los
obreros si ellos dependen únicamente de Cristo. Nunca quiso que
sus misioneros trabajasen sin su gracia, destituidos de su poder.
Cristo nos ha elegido del mundo, para que seamos un pueblo
peculiar y santo. El “se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos
de toda iniquidad, y limpiar para sí un pueblo propio, celoso de
buenas obras”.
Tito 2:14
. Los obreros de Dios deben ser hombres de
oración, diligentes estudiantes de las Escrituras, que tengan hambre y
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