Página 591 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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La apariencia del mal
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a la tentación, se transformó completamente en agente de Satanás;
y resolvió lograr indirectamente lo que Dios no le había permitido
hacer en forma directa. En seguida tendió un lazo por el cual Israel
quedaría seducido por las hermosas mujeres moabitas, quienes los
inducirían a transgredir la ley de Dios. Así se hallaría iniquidad en
el pueblo y la bendición de Dios no descansaría sobre los israelitas.
Sus fuerzas quedarían grandemente debilitadas y sus enemigos ya
no temerían su poder, porque la presencia del Señor de los ejércitos
no estaría con ellos.
Esto está destinado a servir de advertencia para el pueblo de
Dios que vive en los últimos días. Si busca la justicia y la verdadera
santidad, si guarda todos los mandamientos de Dios, no se permitirá
a Satanás ni a sus agentes que lo venzan. Toda la oposición de
sus más acérrimos enemigos resultará impotente para destruir o
desarraigar la vid plantada por Dios. Satanás entiende lo que Balaam
aprendió por triste experiencia, a saber, que no hay encantamiento
contra Jacob ni adivinación contra Israel mientras que la iniquidad
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no es albergada en su medio; por lo tanto, emplea siempre su poder
e influencia para manchar su unidad y contaminar la pureza de su
carácter. Tiende sus lazos de mil maneras para debilitar su poder en
favor del bien.
Vuelvo a instaros acerca de la necesidad de cultivar la pureza en
todo pensamiento, palabra y acción. Tenemos una responsabilidad
individual delante de Dios, una obra individual que nadie puede
hacer por nosotros; consiste en hacer mejor el mundo por los pre-
ceptos, el esfuerzo personal y el ejemplo. Aunque debemos cultivar
la sociabilidad, no debe ser meramente para divertirnos, sino con un
propósito. Hay almas que salvar. Acercaos a ellas por el esfuerzo
personal. Abrid vuestras puertas a los jóvenes que están expuestos a
la tentación. El mal los invita por todas partes. Tratad de interesarlos.
Si ellos están llenos de defectos, tratad de corregir estos errores.
No os mantengáis separados de ellos, sino antes acercaos a ellos.
Traedlos a vuestros hogares; invitadlos a vuestro culto familiar. Hay
una obra que miles necesitan que sea hecha por ellos. De todo árbol
del huerto de Satanás cuelgan frutas tentadoras y venenosas, y se
pronuncia una maldición sobre todos los que las desprendan y co-
man. Recordemos los requerimientos de Dios para con nosotros en