Página 598 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
La piedad genuina se manifestará ciertamente mediante el anhelo
profundo y la ferviente labor del Salvador crucificado para salvar a
aquellos por quienes murió. Si nuestro corazón está enternecido y
subyugado por la gracia de Cristo, si está iluminado con un sentido
de la bondad y el amor de Dios, habrá un flujo natural de amor,
simpatía y ternura hacia los demás. La verdad ejemplificada en la
vida ejercerá su poder, como la levadura oculta, en todos aquellos
con quienes sea puesta en contacto.
Dios dispuso que para crecer en la gracia y el conocimiento
de Cristo, los hombres deben seguir su ejemplo y trabajar como
él trabajó. Ello requerirá con frecuencia una lucha para dominar
nuestros propios sentimientos y para refrenarlos de hablar de una
manera que desaliente a los que están luchando con la tentación.
Una vida de oración y alabanza diarias, una vida que derrame luz
sobre la senda de los demás, no puede mantenerse sin esfuerzo
ferviente. Pero un esfuerzo tal dará preciosos frutos, bendiciones
para el receptor y para el dador.
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El espíritu de labor abnegada en favor de otros da al carácter
profundidad, estabilidad y amabilidad como las de Cristo, infunde
paz y felicidad a su poseedor. Las aspiraciones son elevadas. No
hay cabida para la pereza o el egoísmo. Los que ejercitan las gracias
cristianas crecerán. Tendrán nervios y músculos espirituales y serán
fuertes para trabajar por Dios. Tendrán claras percepciones espiritua-
les, una fe constante y creciente, y poder prevaleciente en la oración.
Los que velan por las almas, los que se consagran plenamente a la
salvación de los que yerran, están ciertamente obrando su propia
salvación.
Pero ¡cuánto se ha descuidado esta obra! Si los pensamientos y
los afectos fuesen dedicados completamente a Dios, ¿pensáis que
se abandonarían sin cuidado ni sentimiento, como ha sucedido, las
almas que están en el error, expuestas a las tentaciones de Satanás?
¿No se harían mayores esfuerzos, con el amor y la sencillez de
Cristo, para salvar a los que vagan perdidos? Todos los que están
verdaderamente consagrados a Dios se dedicarán con el mayor celo a
la obra por la cual él ha hecho más, por la cual ha hecho un sacrificio
infinito: la obra de salvar a las almas. Tal es la obra especial que ha
de ser apreciada y sostenida, sin dejarla nunca flaquear.