Página 616 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
la tierra para presentar este asunto en su gran importancia. Luego
experimento intensos sentimientos por las almas que voluntariamen-
te se están apartando de la luz, del conocimiento, y de la obediencia
a la santa ley de Dios. Así como Adán y Eva creyeron la mentira
de Satanás, cuando dijo: “seréis como Dios” (
Génesis 3:5
), así es-
peran estas almas, por medio de la desobediencia, subir a mayores
alturas para adquirir algún puesto halagador. Estoy tan ansiosa que,
mientras otros duermen, yo paso horas en oración pidiendo que Dios
obre con gran poder para quebrantar el engaño fatal que hay en las
mentes humanas y que las conduzca a la sencillez de la cruz del
Calvario. Luego me aplaco pensando en que estas almas fueron
compradas por la sangre del Señor Jesucristo. Nosotros podremos
tener amor por estas almas, pero el Calvario testifica del amor con
el que Dios las ama. Esta obra no es nuestra, sino del Señor. Somos
meramente los instrumentos en sus manos para hacer su voluntad,
no la nuestra. Vemos a aquellos que están agraviando al Espíritu de
gracia, y temblamos por ellos. Nos sentimos tristes y chasqueados
cuando demuestran ser desleales a Dios y a la verdad; pero sentimos
una pena aún más profunda cuando pensamos en Jesús, quien los
ha comprado con su propia sangre. Daríamos todo lo que poseemos
por rescatar una de ellas, pero encontramos que no podemos hacerlo.
Daríamos la vida misma por salvar a un alma para vida eterna, pero
aun este sacrificio ya ha sido hecho en la vida, misión y muerte de
Jesucristo. Oh, ¡si las mentes pudieran contemplar la grandeza de
ese sacrificio! Entonces podrían comprender mejor la grandeza de
la salvación.
Y ahora, hermano O, usted que ha tenido tan grande luz, tanta
abundancia y evidencia de la verdad bíblica, no prosigue adelante y
hacia arriba con aquellos que finalmente triunfarán con la verdad.
Se ha puesto ahora del lado del primer gran rebelde, para hacer nula
la ley de Dios; y él conducirá a otros por el mismo sendero de trans-
gresión de la santa ley de Dios, para ridiculizar nuestra fe. Cuando
se declare el juicio, y todos sean juzgados conforme a lo que está
escrito en los libros, ¿cómo aparecerá su caso entonces? Verá a uno
y a otro de los que hubiesen seguido el camino de los mandamientos
de Dios si usted no los hubiera rodeado de la atmósfera de la incredu-
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lidad, si no hubiera tergiversado las Escrituras malinterpretando su
significado, y desviándolos de una estricta obediencia a la santa ley