Página 63 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Un testimonio importante
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tisfacer su propensión a sembrar escándalos. Aun profesos cristianos
cierran los ojos a todo lo que es puro, honrado, noble y amable, para
atesorar cuanto es objetable y desagradable, y publicarlo al mundo.
Vosotros mismos habéis abierto las puertas de par en par para
que Satanás entre. Le habéis dado un puesto de honor en vuestra
investigación, o reuniones de inquisición. Pero no habéis manifesta-
do respeto por las excelencias de carácter establecidas por años de
servicio fiel. Lenguas envidiosas y vengativas le han dado colorido
a hechos y motivos para satisfacer sus propias ideas. Lo negro lo
han hecho ver blanco y lo blanco, negro. Al reconvenírseles por
sus declaraciones, algunos han dicho: “Es cierto”. El admitir que
el hecho expresado es verdadero, ¿justifica el proceder? No, no. Si
Dios tomase todas las acusaciones que a la verdad pudieran pre-
sentarse contra vosotros, y las trenzase en látigo para castigaros,
vuestras heridas serían mayores en número y más profundas que
aquellas que le habéis infligido al Hno. _____ Es posible expresar
aun los hechos de tal manera que comuniquen una falsa impresión.
No tenéis derecho a juntar informes contra él para usarlos con el fin
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de arruinar su reputación y destruir su utilidad. Si el Señor manifes-
tase contra vosotros el mismo espíritu que habéis manifestado hacia
vuestro hermano, seríais destruidos sin misericordia. ¿Acaso no os
remuerde la conciencia? Me temo que no. El tiempo ha llegado para
que el embrujo satánico pierda su poder. Si el Hno. _____ fuera todo
lo que vosotros lo hacéis aparentar -y yo sé que no lo es-, vuestro
comportamiento de todos modos sería injustificable.
Cuando escuchamos el oprobio lanzado contra nuestro hermano,
aceptamos este oprobio. A la pregunta: “¿Quién habitará en tu taber-
náculo? ¿Quién morará en tu monte santo?” el salmista respondió:
“El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su co-
razón. El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo,
ni admite reproche alguno contra su vecino”.
Salmos 15:1-3
.
¡Qué mundo de chismes se evitaría, si cada uno recordase que los
que le hablan de las faltas ajenas, publicarán con la misma libertad
sus faltas en una oportunidad favorable! Debemos esforzarnos por
pensar bien de todos, especialmente de nuestros hermanos, a menos
que estemos obligados a pensar de otra manera. No debemos dar
apresurado crédito a los malos informes. Son con frecuencia el
resultado de la envidia o de la incomprensión, o pueden proceder de