Página 632 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
parecían tener ningún calor en su alma, han sido visitados por el
Espíritu del Señor, y habría que oír cómo testifican de corazón acerca
del precioso amor de Dios manifestado en su ser. Algunos de ellos
dicen que nunca antes habían sido convertidos.
Se han llevado a cabo reuniones en el templo dos veces al día por
espacio de dos semanas y el mensaje presentado ha sido recibido de
todo corazón. Los testimonios que fueron dados eran genuinos. Doy
gracias a Dios por esta buena obra. Hemos tenido además algunas
reuniones especiales en el templo. Como esta iglesia es grande,
después que llamamos a la gente a pasar al frente para orar el sábado
por la tarde, el último sábado del año viejo, invitamos a los que
sentían que debían hacer confesión a que fueran y entraran a una de
las salas anexas, donde tendrían oportunidad de hacerlo. Yo había
hablado sobre el último capítulo de Malaquías: “¿Robará el hombre
a Dios?” “Traed todos los diezmos al alfolí para que haya alimento
en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos,
si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros
bendición hasta que sobreabunde”.
Malaquías 3:10
. Se hicieron
muchas confesiones relacionadas con este asunto.
Algunos no habían obrado honradamente con sus prójimos y
confesaron sus pecados, y desde entonces han hecho restitución.
Durante la semana próxima algunos de los que no habían estado
obrando honradamente con Dios y como consecuencia se habían
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separado de él, empezaron a restituir lo que habían retenido. Un
hermano no había devuelto sus diezmos por espacio de dos años.
Le entregó una nota al secretario de la asociación por la cantidad
de diezmo que había retenido, más los intereses, lo cual llegaba a
la suma de 571,50 dólares. Doy gracias a Dios porque tuvo valor
de hacerlo. Otro entregó una nota de 300 dólares. Otro hombre que
había apostatado y se hallaba tan alejado de Dios que había pocas
esperanzas de que volviera a caminar por el sendero de la justicia, en-
tregó una nota de mil dólares. Se acordó que estos diezmos atrasados
se dedicaran a la Misión Central de Europa. De modo que con ese
dinero y otros donativos entregados para Navidad, se juntaron casi
6.000 dólares en esa iglesia, los cuales se entregaron a la tesorería
para usarse en la obra de las misiones.
El alma que vive por la fe en Cristo no desea un bien mayor
que el de conocer y hacer la voluntad de Dios. Es la voluntad de