Página 662 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
humilde y espíritu susceptible de ser enseñado; y todos deben decidir
por el peso de la evidencia”. “Dios da suficiente evidencia para que
pueda creer el espíritu sincero; pero el que se aparta del peso de la
evidencia porque hay unas pocas cosas que su entendimiento finito
no puede aclarar, será dejado en la atmósfera fría y helada de la
incredulidad y de la duda, y perderá su fe”.
El deber de dar reprensión
“Cuando el error es evidente entre los hijos de Dios y sus servido-
res los consideran con indiferencia, implícitamente están apoyando y
justificando al pecador, y son igualmente culpables, y lo mismo que
ellos serán objeto del desagrado divino; además serán considerados
responsables de los pecados de los culpables. En visión se me han
mostrado numerosos casos en que se había incurrido en el desagrado
divino por descuido de parte de sus servidores en señalar los errores
y pecados que existían entre ellos. Los que han excusado el error,
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los miembros los han considerado muy afables y de encantadora
disposición, simplemente porque evitaron cumplir un claro deber
bíblico. Como la tarea no era agradable para ellos, la evitaron”.
El testimonio escrutador del Espíritu de Dios “separará a los de
Israel que han combatido los medios que Dios ha establecido para
mantener libre de corrupciones a la iglesia. Hay que llamar al error
por su nombre. Los pecados graves tienen que ser censurados como
corresponde. Todos los hijos de Dios debieran acercarse más a él...
Entonces verán el pecado en la verdadera luz y comprenderán cuán
ofensivo es para Dios”. “El testimonio claro y directo debe vivir en
la iglesia, porque en caso contrario la maldición de Dios descansará
sobre su pueblo con tanta seguridad como pesó sobre Israel debido
a sus pecados”.
“Nunca existió mayor necesidad de fieles amonestaciones y re-
proches... que en este mismo momento. Satanás ha descendido con
gran poder, sabiendo que le queda poco tiempo. Está inundando el
mundo con fábulas agradables y a los hijos de Dios les encanta que
se les digan cosas placenteras... Se me mostró que el pueblo de Dios
debe realizar esfuerzos más firmes y decididos para rechazar los
asaltos de las tinieblas. La obra profunda del Espíritu Santo de Dios
se necesita ahora como nunca antes”.