Página 664 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
mí misma al ocultar la reprensión, ni siquiera de mi esposo; y no seré
menos fiel en amonestar a otros, ya sea que aprueben o se opongan.
Cuando hablo a los hijos de Dios, digo muchas cosas en las que
no había pensado antes. El Espíritu del Señor desciende sobre mí
con frecuencia. Tengo la impresión de salir de mí misma y de ser
transportada; en esas ocasiones, la vida y el carácter de diferentes
personas son presentados con claridad en mi mente. Veo sus errores
y los peligros que corren, y me siento compelida a hablar acerca
de lo que se me ha presentado. No me atrevo a ofrecer resistencia
contra el Espíritu de Dios”.
Rechazo de la reprensión
“En la actualidad hay muchas personas que desprecian las fieles
reprensiones que Dios ha enviado mediante testimonios. Se me ha
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mostrado que algunas personas en estos días han llegado al extremo
de quemar las palabras escritas de reproche y advertencia, tal como
lo hizo el malvado rey de Israel. Pero la oposición ofrecida contra las
amenazas de Dios no detendrá su ejecución. Desafiar las palabras del
Señor, habladas por medio de sus instrumentos escogidos, tan sólo
provocará su ira y finalmente acarreará ruina segura sobre el ofensor.
En el corazón del pecador suele encenderse la indignación contra
el instrumento elegido por Dios para que presente sus reproches.
Siempre ha sido así, y actualmente existe el mismo espíritu que
persiguió y encarceló a Jeremías por obedecer la palabra de Jehová”.
Desde el comienzo mismo de mi obra, cuando he sido llamada
a presentar testimonios claros y profundos, a censurar el error en
forma definida, ha habido quienes han presentado oposición a mi
testimonio y luego han hablado en forma lisonjera y agradable, han
enlucido con mortero suave, para destruir la influencia de mis labo-
res. El Señor me insta a presentar reproches, y luego hay personas
que se interponen entre mí y la gente para invalidar el efecto de mi
testimonio.
“Casi en todo caso cuando es necesario presentar alguna repren-
sión, hay alguien que pasa por alto el hecho de que el Espíritu del
Señor ha sido contristado y su causa desacreditada Estas personas
se compadecerán de los que merecen reprensión, porque los senti-
mientos personales de éstos han sido heridos. Toda esta simpatía