Página 665 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Naturaleza e influencia de los testimonios
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no santificada coloca a los simpatizantes en un lugar donde com-
parten la culpa de la persona reprendida. En nueve casos de cada
diez, si la persona censurada hubiera tomado conciencia de su mal,
habría sido ayudada a reconocerlo y se habría reformado. Pero per-
sonas simpatizantes impertinentes y no santificadas, hacen aparecer
equivocadamente los motivos de quien representa el reproche, y la
naturaleza de la reprensión dada; y al simpatizar con la persona
reprendida la inducen a sentir que ha sido maltratada, con lo que sus
sentimientos se rebelan contra quien tan sólo había cumplido con
su deber. Los que cumplen fielmente sus deberes desagradables por
sentirse responsables delante de Dios, recibirán su bendición”.
“Hay algunas personas en estos últimos días que exclaman: ‘De-
cidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras’.
Isaías 30:10
. Pero
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esta no es mi obra. Dios me ha establecido como reprensora de su
pueblo; y con la misma seguridad con que me ha impuesto esta
pesada carga, hará responsables a quienes es dado este mensaje de
la forma como lo tratan. No se puede tratar con ligereza a Dios, y
los que desprecian su obra recibirán lo que corresponda a sus obras.
No he elegido voluntariamente este trabajo desagradable. No es una
obra que me acarreará el favor o la alabanza de la gente. Se trata
de un trabajo que pocas personas apreciarán. Pero los que procuran
hacer más duro mi trabajo mediante sus tergiversaciones, celosas
sospechas e incredulidad, creando así prejuicio en las mentes de
otras personas contra los
Testimonios
que Dios me ha dado, y limi-
tando mi obra, tendrán que dar cuenta a Dios de su proceder; pero
yo proseguiré delante a medida que la Providencia y mis hermanos
despejen el camino delante de mí. Haré todo lo que pueda en el nom-
bre y con la fortaleza de mi Redentor... Mi deber no es agradarme a
mí misma, sino hacer la voluntad de mi Padre celestial, quien me ha
encomendado la obra que hago”.
Si Dios me ha dado un mensaje para que lo presente a su pueblo,
los que procuran estorbarme en la obra y disminuir la fe de nuestro
pueblo en su verdad, no están luchando contra el instrumento, sino
contra Dios. “No es el instrumento a quien despreciáis e insultáis,
sino a Dios, quien os ha hablado mediante estas advertencias y re-
proches”. “Los seres humanos difícilmente pueden lanzar un insulto
mayor contra Dios que despreciar y rechazar a los instrumentos que
ha designado para conducirlos”.