Página 673 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Naturaleza e influencia de los testimonios
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Mientras estaba en _____ el Señor vino a mí durante la noche y
me dirigió preciosas palabras de aliento acerca de mi obra, repitiendo
el mismo mensaje que me había dado varias veces antes. Respecto
a los que se habían apartado de la luz a ellos enviada, dijo: “Al
despreciar y rechazar el testimonio que te he dado para que se lo
comuniques, no es a ti, sino a mí, tu Señor, a quien han despreciado”.
Si los temerarios y llenos de estima propia siguen su conducta
sin que se los refrene, ¿qué condición reinará en la iglesia? ¿Có-
mo se habrán de corregir los males que existen en estas personas
voluntariosas y ambiciosas? ¿Por qué medios las alcanzará Dios?
¿Cómo pondrá en orden su iglesia? Se presentan constantemente
diferencias de opinión, y a menudo hay apostasías que afligen a la
iglesia. Cuando penetran controversias o divisiones, todas las partes
aseveran tener razón y una conciencia libre de culpa; y no quieren
ser instruidas por aquellos que han llevado durante mucho tiempo
la carga de la obra, y acerca de quienes hay motivos para saber
que han sido guiados por el Señor. Les ha sido enviada la luz para
despejar sus tinieblas, pero tienen corazón demasiado orgulloso para
aceptarla y prefieren las tinieblas. Desprecian el consejo de Dios
porque no coincide con sus opiniones y planes, y fomentan sus malas
características. La obra del Espíritu de Dios que los pondría en la
debida actitud, si la aceptasen, no ha llegado en una manera que les
agrade ni que lisonjee su propia justicia. La luz que Dios les ha dado
no es luz para ellos, y se extravían en las tinieblas. Sostienen que
no se ha de conceder más confianza al juicio de quien ha tenido tan
larga experiencia y a quien el Señor ha enseñado y empleado para
hacer una obra especial, que en el de cualquier otra persona. ¿Es
plan de Dios que obren así? ¿O es obra especial del enemigo de toda
justicia mantener las almas en el error, atarlas con fuertes engaños
que no pueden romper, porque se han colocado fuera del alcance de
los medios que Dios ha ordenado para tratar con su iglesia?
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En todas las épocas del mundo, el Señor ha dado reproches,
reconvenciones y corrección a su iglesia. Estas amonestaciones
fueron despreciadas y rechazadas en el tiempo de Cristo por los
fariseos llenos de justicia propia, que aseveraban no necesitar tales
reprensiones y que se los trataba injustamente. No quisieron recibir
la Palabra que el Señor daba por medio de sus siervos, porque no
agradaba a sus inclinaciones. Si el Señor diese, delante de esta