Página 691 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Los misterios de la Biblia son pruebas de su inspiración
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entonces aclarado; las cosas difíciles de comprender se explicarán; y
donde nuestra mente finita descubría tan sólo confusión y propósitos
incoherentes, veremos la más perfecta y hermosa armonía. Dice el
apóstol Pablo: “Ahora vemos por espejo, en oscuridad; mas entonces
veremos cara a cara: ahora conozco en parte; mas entonces conoceré
como soy conocido”.
1 Corintios 13:12
.
Pedro exhorta a sus hermanos a crecer “en la gracia y cono-
cimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
2 Pedro 3:18
.
Siempre que los hijos de Dios estén creciendo en la gracia obtendrán
de continuo una comprensión más clara de su Palabra. Descubrirán
nueva luz y hermosura en sus verdades sagradas. Tal ha sido el
caso en la historia de la iglesia en todos los siglos, y así será hasta
el fin. Pero cuando decae la verdadera vida espiritual se propende
siempre a dejar de progresar en el conocimiento de la verdad. Los
hombres se satisfacen con la luz ya recibida de la Palabra de Dios, y
rechazan cualquier otra investigación de las Escrituras. Se vuelven
conservadores y tratan de evitar la discusión.
El hecho de que no haya controversia ni agitación entre el pueblo
de Dios no debe considerarse como evidencia concluyente de que
retienen firmemente la sana doctrina. Hay razones para creer que no
disciernen claramente entre el error y la verdad. Cuando no surgen
nuevas preguntas por efecto de la investigación de la Escritura,
cuando no se levanta ninguna diferencia de opinión que induzca a
los hombres a escudriñar la Biblia por su cuenta, para asegurarse de
que poseen la verdad, habrá muchos, como en los tiempos antiguos,
que se aferrarán a la tradición y adorarán lo que no conocen.
Se me ha mostrado que muchos de los que profesan conocer la
verdad presente no saben lo que creen. No comprenden las eviden-
cias de su fe. No tienen justo aprecio de la obra para el tiempo actual.
Cuando venga el tiempo de prueba, habrá hombres que, si bien están
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predicando ahora a otros, al examinar sus creencias hallarán que hay
muchas cosas de las cuales no pueden dar una razón satisfactoria.
Hasta que no sean así probados, no conocerán su gran ignorancia. Y
en la iglesia son muchos los que se figuran comprender lo que creen,
y no se percatarán de su propia debilidad mientras no se levante una
controversia. Cuando estén separados de los que sostienen la misma
fe, y estén obligados a destacarse solos para explicar su creencia, se
sorprenderán al ver cuán confusas son sus ideas de lo que habían