Página 708 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
joven construir el templo. Las mentes cansadas y desgastadas de
los obreros mayores no siempre podrán ver la grandeza de la obra,
y no se sienten inclinados a mantenerse al paso con la abundante
providencia de Dios; por lo tanto, las responsabilidades de peso
no debieran recaer sólo sobre ellos. Posiblemente no traigan a la
obra todos los elementos esenciales para su adelanto, por lo cual se
retrasaría.
Por carecer de una sabia administración, la obra en Battle Creek
y en todo el Estado de Míchigan está muy detrás de lo que debie-
ra estar. Aunque es necesario que comprendamos la situación y
las necesidades de las misiones extranjeras, debiéramos también
comprender las necesidades de la obra que está a nuestras mismas
puertas. Si se aprovechan debidamente los recursos que Dios ha
puesto a nuestro alcance, nos será posible despachar un número
mayor de obreros. Hay necesidad de hacer una labor más enérgica
dentro de nuestras iglesias. El mensaje especial que recalca los asun-
tos importantes e inminentes, las responsabilidades y los peligros
referentes a nuestro tiempo deben ser presentados ante las iglesias,
no con timidez y sin vida, “sino con demostración del Espíritu y de
poder”.
1 Corintios 2:4
. Han de asignarse responsabilidades a los
miembros de iglesia. El espíritu misionero debe despertarse como
nunca antes, y deben asignarse obreros según se necesiten, que ac-
túen como pastores del rebaño, esforzándose personalmente para
poner a la iglesia en una condición en que la vida espiritual y la
actividad se echen de ver en todos sus contornos.
La causa ha perdido mucho talento, porque los hombres que
ocupan puestos de responsabilidad no supieron discernirlo. Su visión
no era del alcance suficiente para descubrir que la obra había crecido
demasiado para ser llevada adelante por los obreros que entonces
se ocupaban en ella. Mucho, pero mucho, que pudo haberse hecho
todavía está sin hacerse; porque hay hombres que retuvieron las
cosas en sus propias manos en lugar de distribuir el trabajo entre un
número mayor y confiar en que Dios les ayudaría en sus esfuerzos.
Han procurado impulsar ellos solos todos los ramos de la obra,
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temiendo que otros fueran menos eficientes. Su voluntad y su criterio
han ejercido el control en estos diferentes departamentos, y debido
a su incapacidad para reconocer todas las necesidades de la causa
en todos sus aspectos, se han experimentado grandes pérdidas.