Página 710 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

Basic HTML Version

706
Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
y le será dada”.
Santiago 1:5
. Jesús nos invita: “Venid a mí todos los
que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi
yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo
es cómodo, y mi carga ligera”.
Mateo 11:28
.
El fundamento del cristianismo es Cristo nuestra justicia. Los
hombres son responsables ante Dios individualmente, y cada uno
debe actuar como Dios dirige, no como lo inste la mente de otro;
porque si se sigue este procedimiento, las almas no podrán ser impre-
sionadas y dirigidas por el Espíritu del gran YO SOY. Permanecerán
bajo una restricción que no permite la libertad de acción y de elec-
ción.
No es la voluntad de Dios que su pueblo en Battle Creek per-
manezca en la condición actual de frialdad e inactividad, mientras
que la iglesia mediante algún gran poder milagroso sea estimulada a
la vida y la acción. Si fuéramos sabios, y con diligencia, oración y
gratitud empleáramos los medios por los cuales la luz y la bendición
descienden sobre el pueblo de Dios, no habría poder en la tierra
capaz de impedir la recepción de estos dones. Pero si rehusamos los
medios que Dios ha provisto, no tenemos derecho de esperar que
él obre un milagro para impartirnos luz, fuerza y vigor, porque esto
nunca sucederá.
El Señor me ha mostrado que hay hombres que ocupan pues-
tos de responsabilidad que están directamente estorbando su obra,
porque piensan que la obra debe hacerse y que la bendición debe
provenir de cierta y determinada forma, y no reconocen lo que viene
en otra forma diferente. Hermanos míos, que el Señor os haga ver
este asunto tal como es. Dios no obra de la manera que los hombres
disponen, o como ellos desean; él “obra en forma misteriosa para
[679]
llevar a cabo maravillas”. ¿Por qué rechazar los métodos de trabajo
del Señor sólo porque no coinciden con nuestras ideas? Dios tiene
asignados sus canales de luz, pero estos no son necesariamente las
ideas de un grupo de hombres en particular. Cuando todos ocupen
su lugar designado en la obra de Dios, y con empeño busquen su
sabiduría y dirección, entonces se habrá hecho un gran avance para
que la luz brille en el mundo. Cuando los hombres dejen de estorbar
el camino, Dios obrará entre nosotros como nunca antes.