Página 725 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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El carácter de Dios revelado en Cristo
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que Dios nos ama así como amó a su Hijo. Somos uno con Jesús.
Vamos adonde Cristo nos conduce; él tiene poder para disipar las
densas sombras que Satanás arroja sobre nuestra senda; y en lugar
de las tinieblas y el desaliento, brilla el sol de su gloria en nuestro
corazón.
Nuestra esperanza ha de quedar constantemente fortalecida por
el conocimiento de que Cristo es nuestra justicia. Descanse nuestra
fe sobre este fundamento, porque permanecerá para siempre. En
vez de espaciarnos en las tinieblas de Satanás, y temer su poder,
debemos abrir nuestro corazón para recibir luz de Cristo, y dejarla
resplandecer para el mundo, declarando que Cristo está por encima
del poder de Satanás; que su brazo sostenedor apoyará a todos los
que confían en él.
Dijo Jesús: “El mismo Padre os ama”.
Juan 16:27
. Si nuestra fe
está fija en Dios, por Cristo, resultará “como segura y firme ancla
del alma, y que entra hasta dentro del velo; donde entró por nosotros
como precursor Jesús”. Es cierto que vendrán desilusiones; debemos
esperar tribulación; pero debemos confiar todas las cosas, grandes
y pequeñas, a Dios. El no se queda perplejo por la multiplicidad
de nuestras aflicciones, ni le abruma el peso de nuestras cargas.
Su cuidado vigilante se extiende a toda familia y abarca a todo
individuo; él se interesa en todos nuestros quehaceres y pesares. Nota
toda lágrima; le conmueve el sentimiento de nuestra flaqueza. Todas
las aflicciones y pruebas que nos incumben aquí, son permitidas
para que realicen sus propósitos de amor hacia nosotros, “para que
recibamos su santificación”, y así participemos de aquella plenitud
de gozo que se halla en su presencia.
“En los cuales el dios de este siglo cegó los entendimientos de
los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del evangelio
de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.
2 Corintios 4:4
.
Pero la Biblia presenta en los términos más enérgicos, la importancia
de obtener un conocimiento de Dios. Dice Pedro: “Gracia y paz os
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sea multiplicada en el
conocimiento de aquel
que nos ha llamado
por su gloria y virtud”. Y la Escritura nos invita: “Amístate ahora
con él, y tendrás paz”
2 Pedro 1:2, 3
;
Job 22:21
.
Dios nos ha ordenado: “Sed santos, porque yo soy santo”; y un
apóstol inspirado declara que sin la santidad “nadie verá al Señor”
1 Pedro 1:16
;
Hebreos 12:14
. La santidad consiste en concordar