Página 726 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
con Dios. Por el pecado la imagen de Dios en el hombre ha sido
estropeada y casi borrada; es obra del Evangelio restaurar lo que
se había perdido; y hemos de cooperar con el agente divino en esta
obra. Y ¿cómo podemos volver a estar en armonía con Dios? ¿cómo
recibiremos su semejanza a menos que obtengamos un conocimiento
de él? Este conocimiento es lo que Cristo vino a revelarnos.
Las opiniones deficientes que tantos han sostenido acerca del
exaltado carácter y oficio de Cristo han estrechado su experiencia
religiosa y han impedido grandemente su progreso en la vida divina.
La religión personal está en un nivel muy bajo entre nosotros como
pueblo. Hay mucha forma, mucha maquinaria, mucha religión de la
lengua; pero algo más profundo y sólido debe penetrar en nuestra
experiencia religiosa. Con todas nuestras instalaciones, nuestras
casas editoras, colegios, sanatorios y muchísimas otras ventajas,
debiéramos estar mucho más adelantados.
Es obra del cristiano en esta vida representar a Cristo ante el
mundo, mediante una vida y un carácter que revelen al bendito Jesús.
Si Dios nos ha dado luz, es para que la revelemos a otros. Pero en
comparación con la luz que hemos recibido, y las oportunidades
y los privilegios que se nos otorgó para alcanzar los corazones
de la gente, los resultados obtenidos por nuestra obra hasta aquí
han sido demasiado escasos. Pero cuando nuestra mente está llena
de lobreguez y tristeza, espaciándose en las tinieblas y lo malo
que nos rodea, ¿cómo puede presentar a Cristo ante el mundo?
¿Cómo puede nuestro testimonio tener poder para ganar almas?
Lo que necesitamos es conocer por experiencia a Dios y el poder
de su amor como se revelan en Cristo. Debemos escudriñar las
Escrituras diligentemente y con oración; nuestro entendimiento debe
ser vivificado por el Espíritu Santo, y nuestro corazón debe elevarse
a Dios con fe y esperanza y continua alabanza.
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Por los méritos de Cristo, por su justicia que nos es imputada
por la fe, debemos alcanzar la perfección del carácter cristiano. Se
presenta nuestra obra diaria y de cada hora en las palabras del
apóstol: “Puestos los ojos en el autor y consumador de la fe, en
Jesús”.
Hebreos 12:2
. Mientras hagamos esto, nuestro intelecto
se esclarecerá, nuestra fe se fortalecerá y se confirmará nuestra
esperanza; nos embargará de tal manera la visión de su pureza y
hermosura, y el sacrificio que ha hecho para ponernos de acuerdo