Página 83 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Los testimonios menospreciados
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prestan atención a espíritus mentirosos. Por doquiera que vayáis os
encarará el espíritu de tinieblas con apariencia de religión.
Si todo lo que tiene apariencia de ser vida divina lo fuera en
realidad; si todos los que profesan estar presentando la verdad al
mundo estuvieran predicando en favor de ella y no en contra, y si
fueran hombres de Dios guiados por su Espíritu, entonces sí que
se podría decir que se ve algo animador en medio de la reinante
oscuridad moral. El espíritu del anticristo prevalece en grado mayor
que nunca antes. Bien podemos clamar: “Salva, oh Jehová, porque
se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre
los hijos de los hombres”.
Salmos 12:1
. Me consta que hay muchos
que piensan demasiado favorablemente del tiempo presente. Estas
almas amadoras de la comodidad se hundirán en la ruina general.
De todas maneras, no perdemos la esperanza. Estamos propensos a
pensar que donde no hay fieles ministros no puede haber verdaderos
cristianos, pero ese no es el caso. Dios ha prometido que donde
los pastores no son fieles, él mismo se hará cargo del rebaño. Dios
nunca hizo que el rebaño dependiera totalmente del instrumento
humano. Pero los días de la purificación de la iglesia se aproximan
velozmente. Dios se propone tener un pueblo puro y leal. En el
gran zarandeo que pronto se llevará a cabo podremos medir más
exactamente la fuerza de Israel. Las señales indican que el tiempo
está cerca cuando el Señor revelará que tiene un aventador en su
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mano y limpiará con esmero su era.
Rápidamente se acercan los días cuando habrá gran perplejidad
y confusión. Satanás, ataviado de ropaje angelical, engañará, si es
posible, a los mismos escogidos. Habrá muchos dioses y muchos
señores. Soplará toda clase de vientos de doctrina. Aquellos que le
han rendido homenaje a “la falsamente llamada ciencia” no serán
los dirigentes en aquel tiempo. Los que han confiado en el intelecto,
el ingenio o el talento no estarán entonces al frente de las tropas. No
se mantuvieron al paso con la luz. A los que demostraron ser infieles
no se les encomendará el rebaño. Pocos serán los hombres grandes
que tomarán parte en la obra solemne del fin. Son autosuficientes,
se han independizado de Dios, y él no puede usarlos. El Señor tiene
siervos fieles quienes se han de manifestar en la hora de zarandeo
y prueba. Hay almas preciosas, ocultas por el momento, que no se
han postrado ante Baal. No han tenido la luz que con deslumbrante