Página 94 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
Aquel que se dedica a una ardua labor pública en favor de la
humanidad, a menudo tendrá poco tiempo para dedicar a su propia
familia, y en cierto sentido casi se encuentra sin familia, sin hogar,
sin trato social. Así le ha ocurrido al Hno. _____. Su mente ha
estado constantemente abrumada. Disponía de pocas oportunidades
para ganarse el afecto de sus hijos y de ejercer sobre ellos el debido
refrenamiento y orientación.
En el colegio, muchos necesitan una conversión cabal. Que nin-
guno se fije en la paja que hay en el ojo de su hermano cuando tiene
una viga en su propio ojo. Cada cual debe limpiar de contaminación
el propio templo del alma. Que la envidia y los celos desaparez-
can junto con todos los demás desperdicios. Con el fin de que los
aceptemos se nos presentan gratuitamente los exaltados privilegios
y logros celestiales que fueron obtenidos para nosotros a un costo
inmenso. Dios nos considera individualmente responsables por la
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medida de luz y los privilegios que nos ha dado; y si rehusamos
devolverle con ganancia los talentos que nos fueron encomendados,
perdemos el derecho a su favor.
El Prof. _____ os hubiera podido servir bien si no hubiese sido
adulado por algunos y condenado por otros. Se confundió. Tenía
rasgos de carácter que necesitaban ser suprimidos. Entusiasmados,
algunos le brindaron confianza y alabanza a un grado indebido.
Lo habéis colocado donde le será difícil recobrarse y encontrar su
verdadera posición. Ha sido sacrificado por ambos grupos de la
iglesia, porque dejaron de hacer caso a las advertencias del Espíritu
de Dios. Se le hace una injusticia. Era nuevo en la fe y no estaba
preparado para los sucesos que se han desarrollado.
¡Cuán poco sabemos de la influencia que nuestros actos tendrán
en la historia futura, tanto personal como de los demás! Muchos
piensan que lo que hacen no tiene gran importancia. Creen que no
los perjudicará asistir a un concierto, o unirse a los mundanos al
participar de cierta diversión, si así lo desean. Así es como Satanás
conduce y controla sus deseos, y ellos no piensan que los resultados
pueden ser de gran importancia. Pueden ser el eslabón en la cadena
de acontecimientos que atrapa un alma en la trampa de Satanás y
determina su ruina eterna.
Todo acto, por insignificante que sea, ocupa su lugar en el gran
drama de la vida. Considérese que el deseo de gratificar una sola vez