Página 120 - Testimonios Selectos Tomo 5 (1932)

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Testimonios Selectos Tomo 5
para castigar el desconocimiento de sus leyes y el egoísmo de los
ambiciosos.
Raros son, aun entre los hombres consagrados a la educación y
a la dirección de los gobiernos, quienes perciban las causas reales
de la actual situación de la sociedad. Aquellos que tienen en sus
manos las riendas del poder son incapaces de resolver el problema
de la corrupción moral, del pauperismo y el crimen que siempre
aumentan. En vano se esfuerzan por dar a los asuntos comerciales
una base más segura.
Si los hombres quisiesen prestar más atención a las enseñanzas
de la Palabra de Dios, hallarían la solución de los problemas que los
preocupan.
Las Escrituras describen la condición del mundo inmediatamente
antes de la segunda venida de Cristo. He aquí lo que está escrito
tocante a los hombres que juntan con fraude sus grandes riquezas:
“Vuestro oro y plata están corrompidos de orín; y su orín os será
en testimonio, y comerá del todo vuestras carnes como fuego. Os
habéis allegado tesoro para en los postreros días. He aquí, el jornal
de los obreros que han segado vuestras tierras, el cual por engaño
no les ha sido pagado de vosotros, clama; y los clamores de los que
habían segado, han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis
cebado vuestros corazones como en el día de sacrificios. Habéis
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condenado y muerto al justo; y él no os resiste.”
Santiago 5:3-6
.
Mas, ¿quién se preocupa de las advertencias dadas por las se-
ñales de los tiempos, que se suceden con tanta rapidez? ¿Cuál es
la impresión hecha sobre los mundanos? ¿Qué cambio podemos
ver en su actitud? Su actitud no se diferencia de la de los antedilu-
vianos. Absortos en sus negocios y en los deleites mundanos, los
contemporáneos de Noé “no conocieron hasta que vino el diluvio y
llevó a todos.”
Mateo 24:39
. Las advertencias celestiales les fueron
dirigidas, pero rehusaron escuchar. De la misma manera hoy día el
mundo, sin prestar atención alguna a las amonestaciones de Dios, se
precipita hacia la ruina eterna.
Un espíritu belicoso domina al mundo. La profecía contenida
en el undécimo capítulo del libro de Daniel, está casi completa-
mente cumplida. Muy pronto se realizarán las escenas de angustia
descriptas por el profeta.