Página 102 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
Dios lee cada pensamiento y anota cada acción. Todo lo que se
hace con propósito sincero para el adelanto de su obra será bendecido
por él. Las dos blancas, la copa de agua fría, dadas con simpatía
y amor cumplirán un propósito útil, producirán beneficio ahora y
traerán recompensa en el más allá.
* * * * *
El examen probatorio para cada cristiano es: “¿Tengo amor
supremo por Cristo en lo más íntimo de mi alma? ¿Amo su taber-
náculo? ¿Acaso no honró al Señor si hago de su sagrada institución
mi primera consideración? ¿Es mi amor por mi Dios y Redentor su-
ficientemente fuerte para inducirme a negarme a mí mismo? Cuando
me sienta tentado a complacerme con diversiones y deleites egoístas,
¿no diré: No, no gastaré nada para mi gratificación personal mientras
la casa de Dios está agobiada por las deudas?”
Nuestro Redentor requiere mucho más que lo que le damos.
El yo interpone su deseo en primer lugar; pero el Señor requiere
todo el corazón, todos los afectos. Él no ocupará otro lugar que
no sea el primero. ¿Y no debiera ser Cristo nuestra primera y más
elevada consideración? ¿No debiera requerir él esta señal de nuestro
respeto y lealtad? Estas cosas sirven de fundamento a la vida de
nuestro propio corazón en el círculo del hogar y en la iglesia. Si
lossentimientos, la mente, el poder y la vida se rinden completamente
a Dios, si los afectos le son entregados totalmente, le daremos el
lugar supremo en todo nuestro servicio. Cuando estamos en armonía
con Dios, el pensamiento de su honor y gloria viene antes que todo
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lo demás. Nadie tiene preferencia delante de él en nuestros donativos
y ofrendas. Tenemos un sentido de lo que significa ser socios con
Cristo en la sagrada empresa.
La casa donde Dios se reúne con su pueblo será amada y sagrada
para cada uno de sus hijos del reino. No dejaréis que las deudas la
debiliten. Permitir tal cosa parecería casi una negación de vuestra
fe. Estaríais preparados para hacer un gran sacrificio personal si
solamente pudierais tener una casa libre de deudas donde Dios
pueda reunirse con su pueblo y bendecirlo.
Todas las deudas de las iglesias podrían ser pagadas si los miem-
bros hicieran planes sabios y esmerados y fervorosos esfuerzos para