Página 101 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Después del bautismo
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Se me presentó el descuido de algunas iglesias para incurrir en
deudas y permanecer endeudadas. En algunos casos se mantiene
una deuda sobre la casa de oración del Señor. Se debe pagar interés
continuamente. Estas cosas no debieran ni necesitan ser así. Si existe
la sabiduría, tacto y celo manifestados por el Maestro, lo cual Dios
requiere, habrá un cambio en estas cosas. Desaparecerán las deudas.
Dios pide ofrendas a los que pueden darlas, y aun los miembros más
pobres pueden ofrecer algo. La abnegación personal capacitará a
todos para hacer algo. Adultos y jóvenes, padres e hijos deben mos-
trar su fe por sus obras. La necesidad de que cada uno haga su parte
debe presentarse en forma directa a los miembros de la iglesia. Que
cada uno haga lo mejor que pueda. Cuando haya la disposición de
actuar, Dios abrirá el camino. No tiene la intención de que su causa
sea estorbada por las deudas. Dios requiere sacrificio personal. Esto
no traerá solamente prosperidad financiera sino también espiritual.
La abnegación y el sacrificio personal harán maravillas para levantar
la espiritualidad de la iglesia.
* * * * *
A Dios le desagrada que nuestras iglesias estén agobiadas por
las deudas. “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los
ejércitos”.
Hageo 2:8
. Cuando ese dinero y ese oro se usan con
propósitos egoístas, para gratificar ambiciones, orgullo o deseo por
cualquier complacencia egoísta, se deshonra a Dios. Cuando el pue-
blo escogido de Dios embellece sus casas e invierte sus recursos en
complacencias egoístas, mientras permite que su causa languidezca,
no puede ser bendecido.
Cuando coloquéis al Señor en primer lugar, y determinéis que
su casa no estará más en deshonra por causa de las deudas, Dios
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os bendecirá. Procurad apartar algo cada semana para ese fin, algo
además de vuestro diezmo. Preparad una cajita para ese propósito.
Explicad a vuestros hijos que ésa es la cajita de la abnegación, en la
cual colocáis cada centavo que no se requiere para una necesidad en
el momento. Es para la casa del Señor; para saldar la deuda del lugar
de adoración, que deshonra al cielo. Cada miembro de la familia
recibirá una bendición al contribuir con esta ofrenda.