Página 100 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
veces se ha tenido que repetir que de un pequeño comienzo pueden
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desarrollarse grandes intereses. Si se manifiesta sabiduría, juicio
santificado y dirección hábil de parte nuestra, en la formación de los
intereses del reino de nuestro Redentor; haremos todo lo que esté a
nuestro alcance para convencer a la gente acerca de la estabilidad de
nuestra obra. Se construirán capillas sencillas donde los que aceptan
la verdad pueden encontrar un lugar para adorar a Dios de acuerdo
con los dictados de su propia conciencia.
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Siempre que sea posible, nuestras iglesias deben ser dedicadas
cuando ya estén libres de deudas. Cuando se construye una iglesia,
que los miembros se levanten y trabajen en la construcción. Bajo la
dirección de un ministro guiado por el consejo de sus compañeros
en el ministerio, los nuevos conversos deben trabajar directamente,
diciendo: “Necesitamos una iglesia y debemos tenerla”. Dios llama
a su pueblo para que con alegría y coooperación se esfuerce en su
causa. Hágase esto y se oirá pronto la voz de gratitud: “Ved lo que
el Señor ha hecho”.
Sin embargo, hay ocasiones en las cuales un grupo de miembros
recientes podría no estar de inmediato capacitado para llevar toda
la carga de construir una casa de adoración. En estos casos, que
los hermanos de otras iglesias les ayuden. A veces puede ser mejor
tomar prestado algún dinero en lugar de no construir. Si alguien
tiene dinero, y después de dar lo que puede, otorga un préstamo sin
interés o con una tasa baja, será apropiado usar el dinero hasta que
la deuda sea cancelada. Pero, repito: Si es posible, los edificios de
iglesia deben dedicarse cuando estén libres de deudas.
No debe ser necesario alquilar las bancas para nuestras iglesias.
No se debe honrar al pudiente por encima del pobre; que no haya
distinción, porque “todos sois hermanos”.
No se debe mostrar pomposidad en ninguno de nuestros edifi-
cios, porque esto no adelantará la obra. Nuestras economías deben
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testificar de nuestros principios. Debemos utilizar métodos de traba-
jo que no sean transitorios. Todo debe hacerse con solidez, para que
dure en el tiempo y la eternidad.
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