Página 140 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
Cuando se abogó por nuevos métodos, se suscitaron tantas pre-
guntas y dudas, y fueron tantas las reuniones celebradas para dis-
cernir toda dificultad, que los reformadores se vieron estorbados y
algunos cesaron de pedir reformas. Parecieron incapaces de dete-
ner la corriente de duda y crítica. Fueron pocos, comparativamente,
los que recibieron el Evangelio en Atenas, debido a que la gente
albergaba orgullo intelectual y sabiduría mundana y reputaba co-
mo locura el Evangelio de Cristo. Pero, “lo insensato de Dios es
más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que
los hombres”. “Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para
los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas
para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y
sabiduría de Dios”.
1 Corintios 1:25, 23, 24
.
Nos toca ahora comenzar de nuevo. Las reformas deben empren-
derse de todo corazón, alma y voluntad. Los errores pueden ser muy
antiguos, pero los años no hacen del error verdad, ni de la verdad
error. Se han seguido por demasiado tiempo los viejos hábitos y cos-
tumbres. El Señor quiere que maestros y alumnos desechen ahora
toda idea falsa. No tenemos libertad para enseñar lo que coincida
con la norma del mundo o la norma de la iglesia, sencillamente
porque así se suele hacer. Las lecciones enseñadas por Cristo han
de constituir la norma. Ha de tenerse estrictamente en cuenta lo
que el Señor ha dicho con respecto a la enseñanza que se ha de
impartir en nuestras escuelas; pues si en algunos respectos no existe
una educación de carácter completamente diferente de la que se ha
venido dando en algunas de nuestras escuelas, no necesitábamos
haber gastado dinero en la compra de terrenos y la construcción de
edificios escolares.
Algunos sostendrán que si se da preferencia a la enseñanza
religiosa, nuestras escuelas llegarán a ser impopulares y que aquellos
que no son de nuestra fe no las patrocinarán. Muy bien; vayan los
tales a otras escuelas donde encuentren un sistema de educación
que concuerde con sus gustos. Es el propósito de Satanás impedir
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por medio de estas consideraciones que se logre el objetivo por
el cual nuestras escuelas fueron establecidas. Estorbados por estas
artimañas, los dirigentes razonan a la usanza del mundo. Copian sus
planes e imitan sus costumbres. Muchos han demostrado su falta
de sabiduría de lo alto hasta el extremo de unirse a los enemigos