Página 161 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Palabras de un maestro divino
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sobre la iglesia, para disipar las tinieblas, y para llamar la atención
del pueblo de Dios a la preparación esencial para los que quieren
resplandecer como luminares en el mundo. Los que reciban esta
luz la comprenderán; los que no la reciban andarán en tinieblas, no
sabiendo dónde tropiezan. Nunca esta el alma segura a menos que
se halle bajo la dirección divina. Entonces será guiada a toda verdad.
La palabra de Cristo caerá con vivo poder sobre los corazones obe-
dientes, y mediante la aplicación de la verdad divina se reproducirá
la imagen perfecta de dios y en el cielo se dirá: ‘Vosotros estáis
completos en él’”.
Colosenses 2:10
.
* * * * *
En ningún caso debe permitirse a los alumnos emprender tantos
estudios que no puedan asistir a los cultos.
* * * * *
Nadie sino Aquel que creó al hombre puede efectuar un cambio
en el corazón humano. Solamente Dios puede realizar la mejora.
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Cada maestro deberá darse cuenta que debe ser movido por agencias
divinas. Los juicios e ideas humanas del más experimentado perso-
naje se hallan propensos a ser imperfectos y defectuosos, y el frágil
instrumento, sujeto a sus propios rasgos de carácter hereditario, tiene
necesidad de someterse diariamente a la santificación del Espíritu
Santo, de lo contrario, el yo tomará las riendas y querrá dirigir. En
el espíritu manso y humilde del estudiante, todos los planes, ideas
y métodos humanos deben ser traídos a Dios para que los corrija
y endose; de otra manera la energía incansable de Pablo y la hábil
lógica de Apolos no tendrán poder para efectuar la convicción de las
almas.
[172]