La reforma industrial
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ordenó el trabajo como una bendición y solamente el obrero diligente
encontrará la verdadera gloria y gozo de la vida.
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El cerebro y los músculos la mente y el cuerpo deben utilizarse
proporcionalmente en forma equilibrada si se quiere conservar la
salud y el vigor. Los jóvenes pueden entonces aportar al estudio de
la Palabra de Dios una percepción sana y nervios bien equilibrados.
Tendrán pensamientos saludables y podrán retener las cosas precio-
sas que se encuentran en la Palabra. Se Asimilarán sus verdades y
como resultado tendrán fuerza intelectual para discernir lo que es
verdad. Luego, según la ocasión lo requiera, podrán dar, con manse-
dumbre y temor, a todo aquel que lo demande; razón de la esperanza
que hay en ellos.
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