Página 197 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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La administración de los colegios y las finanzas
Desearía tener mejor dominio del lenguaje para poder expresar
claramente la importancia de la debida administración de nuestras
escuelas. Todos debieran considerar que nuestras escuelas son los
medios por los cuales el Señor quiere darse a conocer. Por doquiera
se necesitan hombres y mujeres que hagan las veces de conductos
de luz. La verdad de Dios tiene que llevarse a todos los países, a fin
de que todos sean iluminados por ella.
Por ser el pueblo que tiene más luz, debiéramos idear medios
para formar un ejército de misioneros educados que ingresen en los
diferentes departamentos de la obra de Dios. Necesitamos jóvenes
y señoritas bien disciplinados y educados en nuestras escuelas y
sanatorios, en la obra misionera médica y en las casas editoras de
diversos lugares, y en el campo en general. Necesitamos jóvenes
que por su excelente cultura intelectual sean idóneos para hacer una
buena obra para el Señor. Hemos conseguido algo en el sentido de
alcanzar esta norma, pero aún así estamos muy por debajo de lo que
el Señor ha indicado. Como iglesia y como individuos, si queremos
estar sin culpa en el juicio, debemos hacer esfuerzos más definidos
para educar a nuestra juventud, a fin de que esté mejor preparada
para los diversos ramos de la gran obra que se nos ha confiado.
Como pueblo que tiene gran luz, debiéramos hacer planes sabios a
fin de que las inteligencias de los que poseen talento se fortalezcan,
disciplinen y pulan. Así la obra de Cristo no será estorbada por falta
de obreros expertos que hagan su trabajo con fervor y fidelidad.
Algunos se contentarían con dar una educación esmerada a un
número limitado de jóvenes muy promisorios; pero todos nuestros
jóvenes necesitan educarse a fin de estar preparados para ser útiles
en esta vida, capacitados para ocupar puestos de responsabilidad
tanto en la vida privada como en la publica. Hay gran necesidad
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de planes para proveer muchos obreros competentes, y numerosas
personas jóvenes harían bien en prepararse para ser maestros que a
su vez participen en la preparación de otros para la gran obra futura.
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