Página 198 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
La iglesia debe considerar la situación, y por su influencia y sus
recursos tratar de alcanzar este tan deseado fin.
Libres de deudas
A fin de que nuestros colegios cumplan noblemente el propósito
para el cual fueron establecidos, es necesario que esén libres de
deudas. No se debe permitir que lleven la carga de pagar intereses.
Al establecer colegios destinados a preparar obreros, especialmente
en campos nuevos donde los hermanos son pocos y sus recursos
limitados; en vez de retardar la obra, sería mejor suscribir préstamos
entre las personas interesadas en el proyecto. Sin embargo, siempre
que sea posible hacerlo, nuestras instituciones deben inaugurarse
libres de deudas.
El Señor tiene en las manos de sus instrumentos humanos, re-
cursos para su obra. Mientras nuestras escuelas mantengan deudas
contraídas en el establecimiento de las mismas, en la construcción
de los edificios y en la provisión de las instalaciones necesarias;
es nuestro deber presentar el caso a nuestros hermanos y pedirles
que reduzcan dichas deudas. Nuestros ministros debieran sentir una
responsabilidad definida por esta obra. Debieran estimular a todos a
trabajar armoniosamente, y a contribuir según su capacidad. Si esta
tarea se hubiera emprendido con fidelidad y diligencia en el pasado,
las deudas que pesan sobre nuestros colegios más antiguos, podrían
haberse cancelado hace mucho.
Economía
En la construcción de edificios escolares, en la adquisición de sus
equipos y en cada pormenor de la administración, debe practicarse
la más estricta economía. Nuestros colegios no deben dirigirse con
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sujeción a planes estrechos o egoístas. Tienen que ser tan semejan-
tes a un hogar como sea posible, y en cada detalle deben enseñar
lecciones adecuadas de sencillez, utilidad, moderación y economía.
Los alumnos están en nuestras escuelas para recibir una prepara-
ción especial y familiarizarse con todos los ramos de trabajo manual,
de modo que si tuvieran que ir como misioneros puedan valerse
por sí mismos y ser aptos, merced a sus perfeccionadas aptitudes,