Página 20 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

Basic HTML Version

El propósito de Dios para la iglesia
Dios tiene el propósito de dar a conocer los principios de su
reino a través de su pueblo. Para que ellos revelen dichos principios
en su vida y en su carácter, desea que se aparten de las costumbres y
las prácticas del mundo. Procura atraerlos más a sí mismo a fin de
revelarles mejor su voluntad.
Este era su propósito cuando libró a Israel de Egipto. Moisés,
frente a la zarza que ardía, recibió de Dios este mensaje para el rey
de Egipto: “Deja ir a mi pueblo, para que me sirva en el desierto”.
Éxodo 7:16
. Dios sacó a la hueste hebrea de la tierra de servidumbre
con mano poderosa y brazo extendido. La liberación que obró a
favor de ellos fue maravillosa, al castigar con la destrucción total a
sus enemigos que se negaban a escuchar su Palabra.
Dios deseaba apartar a su pueblo del mundo y prepararlo para
recibir su Palabra. De Egipto lo condujo al monte Sinaí, donde le
reveló su gloria. Allí no había nada que atrajera sus sentidos ni dis-
trajera sus mentes de Dios. Mientras la vasta multitud contemplaba
las altas montañas que la dominaban, podía darse cuenta de su propia
insignificancia a la vista de Dios. Junto a aquellas rocas, inconmovi-
bles excepto por el poder de la voluntad divina, Dios se comunicó
con los hombres. Y para que su Palabra permaneciera siempre clara
y visible en sus mentes, proclamó con terrible majestad en medio
[19]
de rayos y truenos, la ley que había dado en el Edén y que era el
trasunto de su carácter. Luego las palabras divinas fueron escritas
por el propio dedo de Dios sobre tablas de piedra. Así la voluntad
del Dios infinito se reveló al pueblo que él había llamado para dar a
conocer a toda nación, tribu y lengua los principios de su gobierno
en el cielo y en la tierra.
Dios ha llamado a sus hijos en la actualidad para que realicen
esa misma obra. Les ha revelado su voluntad, y requiere que ellos le
obedezcan. En los últimos días de la historia de esta tierra, la voz
que habló en el Sinaí sigue diciendo a los hombres: “No tendrás
dioses ajenos delante de mí”.
Éxodo 20:3
. El hombre ha opuesto su
16