Página 201 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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La administración de los colegios y las finanzas
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administración con la constante sospecha de malos cálculos, falta de
economía y planes desacertados; ha sido muy desalentador para los
maestros e induce a exigir precios proporcionalmente bajos en otras
escuelas. Cualquiera que haya sido el propósito al establecer la tarifa
de la enseñanza en una suma menor que los costos, el hecho de que
un colegio se haya endeudado mucho constituye una razón suficiente
para reconsiderar los planes y fijar los precios, de modo que en el
futuro las cosas vayan mejor. La cantidad cobrada por la enseñanza,
comida y alojamiento, debiera bastar para el pago de los sueldos del
personal docente, para surtir la mesa con abundancia de alimentos
saludables y nutritivos, para conservar los muebles de las habita-
ciones y para mantener reparado el edificio y hacer frente a otros
gastos corrientes que sean necesarios. Este es un asunto importante y
no requiere un cálculo elaborado, sino una investigación cuidadosa.
Se necesita el consejo del Señor. El colegio debiera tener ingresos
suficientes no sólo para pagar los gastos corrientes necesarios, sino
también para proporcionar a los alumnos durante el curso escolar
algunas cosas esenciales para su desarrollo.
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No se debe acumular las deudas año tras año. La mejor educación
que pueda impartirse consiste en evitar las deudas así como se
evitaría la enfermedad. Cuando pasa un año tras otro y no hay
señales de que la deuda disminuya, sino más bien que aumente,
debe hacerse un alto. Digan los administradores: “Nos negamos a
dirigir el colegio por más tiempo a no ser que se provea algún plan
seguro”. Será mejor, sí, mucho mejor, cerrar el colegio hasta que los
administradores aprendan la ciencia de hacerlo funcionar sobre uina
base de solvencia. Por causa de Cristo, como pueblo escogido de
Dios, dedicaos a la tarea de establecer un sólido sistema financiero
en nuestras instituciones.
Siempre que sea necesario elevar las tarifas en algún colegio,
primero hay que someter el asunto a los patrocinadores de la institu-
ción, y explicarles que los precios se fijaron a un nivel demasiado
bajo y como resultado, las deudas se acumularon y estorban la obra.
Aumentar debidamente los precios por concepto de enseñanza, dis-
minuirá posiblemente la matrícula; pero una numerosa asistencia no
debiera causar tanto regocijo como el estar libres de deuda.
Uno de los resultados de los costos inferiores de enseñanza que
regían en Battle Creek ha sido la concentración en un solo sitio de